En un hogar de Hialeah están al tanto constantemente de las noticias o la información que llega desde Ucrania, después de todo hay seres queridos a merced de la guerra.
En su apartamento de Hialeah Rolando Álvarez Amador, en las últimas horas, ha estado pendiente de la invasión, pues su hermano está en Ucrania.
“Estábamos muy preocupados aquí, muy alterados porque imagínese, tenemos la familia ahí. Nosotros no sabemos lo que pueda pasar”.
Su hermano, Ricardo Álvarez Amador, ingeniero de profesión, reside junto a su esposa ucraniana, hijos y nieto, en las afueras de Kiev, la capital de Ucrania. A solo kilómetros ocurren bombardeos de las tropas rusas. Ahora ve en peligro la vida que forjó en su país de adopción hace treinta años, cuando llegó de Cuba para cursar estudios.
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“Está feo..está feo…nadie quiere la guerra, nadie la quiere y lo que yo más quiero es también que Ucrania no pierda su independencia, porque esta es mi segunda patria y no quisiera que seamos ocupados por el gobierno ruso”, dice Ricardo.
Wilber Amador, un primo, dice:
“Lo que el siente dime tu. Temor. Están viendo los cohetes, las cosas y eso es el comienzo, se espera que arrasen con todo, y uno preocupado”.
Local
En Cuba, la madre y hermana de los hermanos Álvarez amador también enfrentan la pesadilla de que seres queridos viven muy de cerca los enfrentamientos
Definitivamente la familia representa la preocupación que una invasión representa una guerra que, aunque lejos, también repercute en esta comunidad.
