Los residentes del edificio 5050 que habían sido desalojados desde hace varios meses, finalmente recibieron las llaves para volver a sus apartamentos, en lo que ellos dicen fue una intensa y costosa batalla para volver a sus hogares.
“Esta es la llave de mi apartamento. Pienso verlo bonito, como siempre lo he tenido”, dijo una de las vecinas tras conocer que ya podrá “regresar a su apartamento después de un año y medio”.
Y aunque sabe que aún queda mucho por hacer, dice que al fin regresó a su espacio, por lo que revela sentirse “muy contenta, muy feliz”.
Virginia no olvida aquella noche del 9 agosto del 2021, cuando ella y las decenas de familias del edificio 5050 tuvieron que desalojar. Un mes antes, inspectores de la ciudad de Miami habían determinado que el inmueble era inseguro.
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Virginia recuerda: “Yo me puse muy deprimida, porque yo decía: ‘bueno, esto será una semana o quince días. Y me llevé solo lo más necesario, pero vi que eso se extendió. Yo solo me lleve ropa, los muebles los dejé”.
Así comenzó una larga batalla para que las 137 familias desplazadas regresaran lo más rápido posible.
Muchos residentes como Nelly se preguntaban ¿qué es lo que se está haciendo? ¿cuándo se van a terminar los trabajos?, pero a estas interrogantes se sumaban otras.
Local
Denise Pérez, presidenta de la asociación, reconoce la “angustia de todos los dueños de no poder regresar. Y tener gastos duplicados”.
Casi un año después, una nueva compañía fue contratada para evitar una demolición y apresurar las labores.
Jackeline Díaz, de la empresa administradora del edficio 5050, reconoce que “no se había hecho ningún arreglo. En junio o julio se empezó todo. Trabajamos muy rápido”.
Pero esa rapidez no bastó para que los dueños regresaran. Cuando pensaron que con reparar columnas sería suficiente, aparecieron otras sorpresas como “plomería, fuego. Descubrimos que la bomba de fuego no se inspeccionaba desde el 2017”, reconoce Díaz.
Finalmente este sábado, la mayoría de los propietarios vinieron por sus llaves.
“Es una de las batallas libradas, ero todavía tenemos guerra porque aquí hay muchas cosas que faltan”, advierte Denise Pérez, presidenta de la asociación, aunque agrega que “queda mucho pendiente pero nada atenta contra la seguridad de los inquilinos … aún hay que pintar el edificio. Entre otras cosas”.