MIAMI, Florida - Este jueves, la ciudad de Eagle Pass, Texas, se convirtió en el epicentro de la crisis fronteriza, con la llegada de dos figuras clave: el expresidente Donald Trump y el actual presidente Joe Biden. Ambos líderes aterrizaron en una ciudad completamente militarizada, con comerciantes preparándose para una jornada tensa y medidas de seguridad extremas en el cruce internacional.
En su discurso, Donald Trump culpó al presidente Biden por la crisis en la frontera, describiéndola como "la invasión de Joe Biden". Mientras tanto, Joe Biden instó a Trump a apartar la política y unirse a él para aprobar el acuerdo bipartidista de seguridad fronteriza. La militarización de Eagle Pass refleja la gravedad del problema y la urgencia de encontrar soluciones.
Biden destacó la necesidad de actuar y brindar más personal y capacidades en la frontera, así como la importancia de contar con más jueces de migración. Estas declaraciones se alinean con el acuerdo de seguridad fronteriza que busca abordar la crisis migratoria. Sin embargo, activistas locales expresaron escepticismo, considerando la visita de ambos líderes como innecesaria y motivada por intereses electorales.
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El pastor de la Iglesia Luterana San Lucas, que ayuda a migrantes recién cruzados, afirmó que estas visitas solo buscan ganar votos de cara a las elecciones de noviembre. Según él, no ofrecen soluciones reales, sino propaganda. Donald Trump y Joe Biden eligieron dos puntos en uno de los corredores con más cruces no autorizados en la frontera sur.
Aunque el alguacil del condado Maverick informó de una drástica reducción en el paso de migrantes desde el comienzo del 2024, los equipos de emergencia siguen solicitando fondos federales. Bomberos en Eagle Pass expresaron la falta de preparación para lidiar con la magnitud de la crisis, narrando experiencias impactantes al levantar cuerpos, subrayando la necesidad urgente de recursos.
En este contexto, el plan bipartidista de Biden, que incluye $20,000 millones en seguridad fronteriza, la contratación de 1,500 agentes, aumento de camas en centros de detención y la contratación de 100 jueces de migración, emerge como una propuesta para descongestionar estos corredores migratorios en Texas.