Ya solo faltan 13 días para que se venza el plazo de desalojo de este campamento de personas señaladas de ser depredadores sexuales y la gran pregunta que se hacen todos es: ¿dónde vivirán estas personas?
Rechazados por la sociedad, obligados a vivir como nómadas, con muchas obligaciones y pocas oportunidades, es el alto costo que le ha tocado pagar a muchos que como Claudio Baker, de 60 años, tras cometer el delito de abuso sexual ahora enfrenta una gris realidad.
“No me puedo acercar a 250 pies de colegios, daycares, parques, paradas de buses”, señala Claudio Baker, quien junto a más de 30 personas señaladas de ser depredadores sexuales, deberán desalojar un campamento ubicado en la 37 avenida y la 48 calle del noroeste de Miami.
Frank Díaz, quien brinda ayuda a los depredadores sexuales, asegura que es “un problema de sanidad, no tienen un lugar donde ir al baño, donde puedan bañarse, comer, todas esas cosas”.
El Departamento de Salud del Condado de Miami-Dade, les dio hasta el cinco de diciembre para que busquen otro lugar donde vivir.
“No tengo idea todavía a donde voy a ir, tengo familia aquí pero no se que voy hacer”, confiesa Claudio Baker.
El pastor Frank Díaz, apuesta a que su ministerio le ofrezca la responsabilidad de administrar una infraestructura digna para estas personas, cada semana les ofrece alimentos y ora por su bienestar. “Nosotros queremos junto con el condado sentarnos y buscar una solución”.
Local
El Departamento de Aplicación de la Ley de Florida (FDLE, por sus siglas en inglés), registra 44 mil delincuentes sexuales, obligados a registrarse cada mes con las agencias policiales locales.
Las leyes de la Florida son estrictas contra las personas que han cometido delitos sexuales, ellos permanecer alejados de los niños, lo que les imposibilita encontrar un lugar estable donde vivir.
