PALMA, España - Al menos 11 inmigrantes fueron detenidos y más de una docena se encuentra en la fuga tras haber escapado de un avión que cubría la ruta Casablanca-Estambul y que solicitó un aterrizaje de emergencia por un problema médico en el aeropuerto español de Palma.
La noche era cerrada y fría y el trabajo rutinario en la torre de control del aeropuerto cuando cerca de las 7 pm, el avión de Air Arabia solicitó un aterrizaje de emergencia.
La torre dio el visto bueno y el equipo sanitario entró en el Airbus A320 para ocuparse de un paciente con un aparente coma diabético, que es trasladado a un hospital junto a un acompañante.
De pronto, ante la sorpresa de parte del pasaje y la tripulación, una veintena de pasajeros salieron del avión y se lanzaron a la carrera por las pistas de uno de los aeropuertos con más tráfico de Europa. En minutos, las luces de los coches de la Policía y la Guardia Civil españolas iluminaron el aeropuerto en busca de los huidos.
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Mientras tanto, en el hospital los médicos confirmaron que el pasajero marroquí de 32 años que decía encontrarse mal, estaba en perfectas condiciones de salud y es arrestado por entrada ilegal en España y presunto favorecimiento de la inmigración ilegal.
La Policía continuó en el entorno del aeropuerto y las calles de las zonas urbanas próximas por la búsqueda del resto de los inmigrantes.
A causa del operativo policial, el aeropuerto tuvo que suspender durante casi cinco horas su actividad aérea. Cerca de sesenta vuelos nacionales e internacionales fueron desviados o retrasados.
Mundo
El suceso ha llamado la atención de la Policía española, que ha calificado el avión como una "patera aérea" y trata el caso como un asunto de inmigración ilegal en el que todos los detenidos tendrán el tratamiento de personas que han entrado ilegalmente en España.
La llegada a suelo español de un grupo de migrantes, obligando a un aterrizaje de emergencia y huyendo a la carrera por las pistas, es un suceso inédito en España, y tal vez en Europa.
En España, la inmigración irregular no ha parado de crecer en los últimos años: ha pasado de 4,552 llegadas por mar en 2014 a 40,106 en 2020. La ruta marítima, con miles de muertos sin nombre en el Atlántico y el Mediterráneo, es la más peligrosa para llegar a España.