QUITO - El presidente ecuatoriano Lenín Moreno aseguró el miércoles que pedirá ayuda internacional para hacer frente a la crisis que vive el sistema penitenciario luego de que una serie de amotinamientos ocurridos la víspera de manera casi simultánea derivaran en el asesinato de al menos 79 reclusos tras violentas peleas entre bandas rivales.
En un mensaje a la nación, el mandatario dijo que este jueves —en el gabinete presidencial del grupo denominado Foro para el Progreso y la Integración de América del Sur— “solicitaré apoyo para combatir este problema de crimen organizado que tiene presencia regional”. Ese foro está integrado por Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay y Perú.
“Hay fuerzas oscuras que amenazan nuestra convivencia. Eso no se puede permitir, eso no lo vamos a permitir. La estrategia de los criminales es generar caos para alcanzar sus fines. El gobierno seguirá dando la batalla contra el narcotráfico hasta el último día de mi gobierno”, precisó.
Reconoció que el modelo penitenciario y la normativa legal son deficientes, la sobrepoblación carcelaria bordea el 30%, hay falta de recursos económicos y personal penitenciario, por lo cual aseguró que “he dispuesto al Ministerio de Finanzas destinar el presupuesto necesario para enfrentar este problema”. Añadió que las fuerzas armadas apoyarán con el control de armas, explosivos y municiones en el perímetro externo de los centros de rehabilitación social durante las 24 horas y por el tiempo que sea necesario.
Los amotinamientos del martes fueron controlados con la intervención de cientos de policías y militares que se esforzaron en evitar la fuga de presos y más violencia dentro de las prisiones.
El Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de Libertad (SNAI), detalló en un informe que 37 internos murieron en Guayaquil, ocho en Latacunga y 34 en Cuenca. En esas prisiones se concentra el 70% del total de la población carcelaria del país.
Se trata de la mayor cifra de muertos en amotinamientos en la historia penal de Ecuador.
En las últimas horas se han producido nuevos intentos de motines en dos cárceles de Guayaquil, donde al menos 400 policías reforzaron la seguridad y se suspendió el tráfico por el perímetro externo. Aún no hay mayores detalles.
Ricardo Camacho, analista en temas de seguridad y ex subsecretario de Rehabilitación, descartó en un diálogo con The Associated Press que los motines tengan alguna relación con bandas internacionales de delincuentes o narcotraficantes.
“Son disputas entre bandas nacionales que buscan acaparar el poder que quedó vacante en las prisiones tras la muerte de un líder delincuencial en diciembre y eso ha dado paso a esta masacre con una violencia nunca antes vista. Hay presos decapitados, desmembrados, sacados el corazón. Los presos tuvieron varias horas para hacer lo que quisieron y cuando llegó la policía no opusieron mayor resistencia”, dijo.
Añadió que el sistema carcelario de Ecuador no funciona y que es necesario pensar en un nuevo esquema que sirva para la rehabilitación de los reos.
Por su parte, el Sistema de las Naciones Unidas capítulo Ecuador pidió en un comunicado “una investigación pronta e imparcial, la sanción correspondiente a los responsables y una gestión de la crisis conforme a los estándares de la constitución y los instrumentos internacionales de los derechos humanos”.
En una acción aparentemente concertada, los disturbios empezaron cerca de la medianoche del lunes y se prolongaron durante buena parte del martes, lapso durante el cual las prisiones permanecieron bajo el poder de los reclusos que actuaron con saña en contra de otros internos de bandas rivales.
Durante la violenta jornada la televisión mostró a presos lanzándose desde altos muros y a otros forzando puertas externas de las cárceles, aunque de inmediato fueron neutralizados por unidades de la policía apoyadas por efectivos militares movilizados para contener la situación.
Los presos que están en cárceles de máxima seguridad son aquellos condenados por narcotráfico, sicariato, extorsión y delitos mayores.
En los últimos años se han registrado amotinamientos con relativa frecuencia en las cárceles de Ecuador, que están diseñadas para albergar a unas 27,000 personas pero alojan a unos 38,000 reclusos.