COLOMBIA - El presidente colombiano, Iván Duque, anunció el viernes que está dispuesto a modificar la impopular reforma tributaria que se debate en el Congreso, pero no a retirarla, como pidieron miles de manifestantes en las calles durante dos días de protestas que iniciaron pacíficamente y derivaron en focos de violencia.
“Tenemos que construir con el Congreso, si construir significa que tengamos una propuesta sustitutiva, rápida, que recoja las propuestas también de los partidos, bienvenido sea… que Colombia una vez más le muestre al mundo su solidez institucional para fortalecer nuestras finanzas públicas”, dijo el viernes al medio radial La FM.
El gobierno está dispuesto a ceder en algunos de los puntos más polémicos de la reforma como el impuesto del 19% para los servicios públicos para los estratos medios y altos, los servicios funerarios y la gasolina. Sin embargo, advierte que esta reforma fiscal es necesaria para mantener subsidios para los más vulnerables.
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“Los pilares de la tributaria no han cambiado, por tal razón deben retirarla o hundirla en el Congreso”, dijo a The Associated Press el sindicalista Francisco Maltés, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
El gobierno aseguró que necesita el recaudo debido al déficit fiscal del país que calculó en 7.8% del Producto Interno Bruto para 2020 y en 8.6% para 2021.
El Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) confirmó el viernes que Colombia continúa satisfaciendo los criterios de acceso a los recursos de la Línea de Crédito Flexible porque tiene políticas sólidas que afianzará mediante la reforma tributaria.
“Esta reforma contribuirá a estabilizar la deuda pública y a situarla en una trayectoria descendente a lo largo del tiempo, lo que permitirá a las autoridades recomponer los márgenes de maniobra fiscal para garantizar la resiliencia de la economía”, indicó Antoinette Sayeh, presidenta interina del directorio del FMI.
La reforma tributaria ha generado un creciente descontento en los ciudadanos del común afectados por la crisis económica derivada de la pandemia de COVID-19 que protestaron el miércoles y jueves en las calles y en sus casas haciendo sonar cacerolas.
Sin embargo, la situación de orden público se agravó en ciudades como Bogotá, Cali y Pasto, al centro y oeste del país. La Policía Nacional reportó el viernes 185 personas capturadas y 209 policías heridos, cinco de los cuales fueron quemados en medio de los disturbios en Pasto.
La alteración del orden público en Cali, donde se reportó una persona muerta y más de 50 heridas, concentró la atención del gobierno nacional. El ministro de Defensa, Diego Molano, anunció un refuerzo en la seguridad con la llegada de 2,100 uniformados para Cali, y aseguró que los hechos fueron “premeditados y patrocinados por organizaciones criminales”, sin aclarar cuáles.
Se registraron pérdidas materiales por aproximadamente 21 millones de dólares, según la alcaldía de Cali, así como bloqueos en los principales accesos a la ciudad impidieron la llegada de las vacunas contra COVID-19 en los últimos dos días.
MILLONARIAS PÉRDIDAS
Según el alcalde Ospina, en la jornada del miércoles hubo daños que dejaron pérdidas de más de 80,000 millones de pesos (unos 21 millones de dólares), 50 establecimientos comerciales saqueados y entidades bancarias vandalizadas.
También hubo 55 personas heridas, 40 de ellas con lesiones leves, 15 severas y cinco todavía permanecen en hospitales, detalló el mandatario local al hacer un balance de la jornada del miércoles.
Hoy las marchas bloquearon por horas la vía que hacia el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, que sirve a Cali, lo que afectó a los viajeros que llegaban y salían de la ciudad.
"La situación desnuda que el pie de fuerza en la ciudad es insuficiente para las tensiones que se están viviendo en el suroccidente", puntualizó Ospina.
Al respecto, el ministro del Interior, Daniel Palacios, dijo a periodistas que lo de este jueves no fueron marchas "sino manifestaciones de vandalismo organizado que pretende afectar ciudadanía".
ALGUNOS CHOQUES EN BOGOTÁ
Por otro lado, en Bogotá el número de manifestantes bajó significativamente en comparación con los registrados el miércoles, aunque hubo bloqueos de vías, cortes en el servicio de transporte y choques aislados con el Esmad.
Una de las zonas más afectadas fue Suba, una de las localidades más grandes de Bogotá, porque las manifestaciones bloquearon las vías de acceso al portal de donde entran y salen los autobuses de Transmilenio.
Decenas de personas caminaron para llegar a sus hogares y otros acudieron a la bicicleta.
En una de esas el Esmad se enfrentó con un grupo de manifestantes en cercanías del Portal de la Calle 80, en donde fueron lanzados gases lacrimógenos.
Al menos dos artefactos cayeron en un conjunto residencial cuyos habitantes tuvieron dificultad para respirar por los gases.
"La Policía trataba de dispersar a la gente que estaba en las protestas y en eso cayeron esas cápsulas y algunas personas no podían respirar. Una de esas rompió vidrios que le cayeron a un niño en un brazo", relató a Efe una vecina de la zona.
Por otro lado, en Facatativá, municipio cercano a Bogotá, la gente bloqueó las vías alegando que no podían viajar a sus sitios de trabajo, falta de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) para atender a los enfermos de covid-19 y contra la reforma fiscal del Gobierno.
Tras varias horas la Policía recuperó las vías y dio paso para desatar la congestión de carros que no podían circular por el bloqueo.
En ciudades como Medellín, Bucaramanga e Ibagué, también hubo pequeñas manifestaciones en contra de la reforma fiscal pero no hubo incidentes mayores.