Las cifras que aparecen en las casas de cambio atemorizan a los mexicanos, porque el dólar se ha vendido en estos últimos días hasta en 20 pesos con 22 centavos.
Los ciudadanos comunes, que viven al día y tienen una familia a quien sostener, temen que la caída del peso provoque una inflación que impacte aún más en los precios de los alimentos, la gasolina y las medicinas.
"Sube el dólar y suben las cosas, luego baja el dólar y las cosas siguen igual", resume Leonila Ayala.
Las empresas y negocios también ven en su futuro pérdidas por este motivo, como Josué, un odontólogo en Tijuana, que cubre su renta en dólares y sus clientes le pagan en pesos por lo que tendrá que ajustar sus gastos para equilibrar sus percepciones.
"Se merma el bolsillo de los pacientes y se merma la cantidad de flujo de trabajo que puede haber", dice el odontólogo Josué Mejía.
Ante la situacion, las autoridades mexicanas destacan la fortaleza que, aseguran, tiene la economia local, pero también han preferido no ocultar lo que podría venir.
El gobernador del Banco de México advirtió que para el 2018 existirá un entorno adverso para la moneda mexicana ocasionado por la reforma fiscal de Estados Unidos, la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la elección de un nuevo presidente mexicano.
México
Por otro lado, hay un sector de la población que se ha visto beneficiado de esta situación. María Angelina es una de ellos. Dedicada al hogar y a cuidar a sus animales, se mantiene con el dinero que su hijo le manda desde California.
Y con este tipo de cambio, el beneficio aumenta.
"Sí me va muy bien porque alcanzo a comprar doble mi medicina y lo que me hace falta para comer y lo que sea", afirma María Angelina, quien recibe remesas.
Como ella, miles de personas cobran todos los días las remesas que los suyos les envían desde el otro lado de la frontera.
La secretaría de Gobernación informó que en los 11 primeros meses de este año el monto de estas aumentó un 7% con relación al 2016, alcanzando casi los $ 24,000 millones.
