En un giro inesperado, representantes del emblemático Miami Seaquarium han respondido con firmeza a la decisión del Condado Miami-Dade de poner fin a su contrato de arrendamiento, acusando a las autoridades de pasar por alto sus esfuerzos por corregir las violaciones señaladas anteriormente y de carecer de autoridad legal para ejecutar las acciones tomadas.
La controversia se desató la semana pasada cuando el Condado anunció que el contrato con el Seaquarium llegaría a su fin en abril, luego de varias inspecciones y la creciente presión del público sobre el estado de los animales en las instalaciones.
Ante esta medida, el Seaquarium ha salido al paso con una enérgica respuesta, acusando al Condado de actuar por encima del Departamento de Agricultura, la Comisión de Vida Silvestre de la Florida y la Junta de Comisionados.
En un comunicado, los representantes del parque marino exigieron revertir la decisión, argumentando que la posibilidad de ser desalojados no solo afecta el sustento de sus empleados, sino que también reduce en gran parte los recursos de educación y conservación para la comunidad.
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Sin embargo, la alcaldesa del Condado, Daniela Levine Cava, ha mantenido una postura firme ante las críticas del Seaquarium. En una declaración contundente, la funcionaria dejó en claro que la decisión se basa en los hallazgos de las inspecciones y la presión pública.
"La semana pasada, el Condado comunicó que el contrato con el Miami Seaquarium llegará a su fin en abril luego de varias inspecciones y presión del público sobre el estado de los animales", afirmó Levine Cava.
Esta respuesta deja entrever que el Condado no tiene intenciones de dar marcha atrás en su determinación, desafiando así los reclamos del Seaquarium y poniendo en duda su futuro en las icónicas instalaciones de la Isla de Vigía.
Local
La disputa ha generado un intenso debate en la comunidad, con defensores de los derechos de los animales aplaudiendo la medida del Condado, mientras que otros expresan su preocupación por el impacto en el empleo y la educación ambiental.
Mientras tanto, el Seaquarium ha dejado en claro que no se rendirá fácilmente y que está dispuesto a llevar esta batalla hasta las últimas consecuencias legales. La pregunta que queda en el aire es si el Condado mantendrá su posición o si finalmente cederá ante la presión del parque marino.
En medio de este enfrentamiento, la suerte de los animales del Seaquarium sigue siendo una incógnita, al igual que el futuro de un ícono de la cultura y el turismo de Miami que ha cautivado a generaciones de visitantes.
