Transportarse en Cuba es cada vez más complicado y caro. Por las calles circulan pocos ómnibus y los que se ven van repletos de personas, lo que imposibilita que muchos puedan usarlos.
Este es solo uno de los efectos de la crisis de combustible en la isla, que parece recrudecerse cada día.
La mayoría de las estaciones de servicio están vacías y donde hay combustible las colas son interminables. Los funcionarios de la petrolera estatal cubana reconocen la magnitud del problema.
Durante las últimas dos décadas Cuba ha dependido del petróleo venezolano. Pero ahora Cuba recurre a sus nuevos aliados: Rusia y México. Desde noviembre, la isla ha importado al menos cinco cargamentos de combustible enviados por Moscú.
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La crisis afecta al cubano de a pie, pero también a quienes con dólares en el bolsillo deciden visitar la isla. En su discurso, como siempre, el régimen culpa a las sanciones de Estados Unidos.