INCENDIO EN MATANZAS

A un año del incendio industrial de Matanzas: gobierno de Cuba no ofrece informe oficial

Las fuerzas especializadas cubanas, con el apoyo de expertos de México y Venezuela, tardaron una semana en extinguir completamente las llamas que para ese momento habían devorado buena parte de los tanques de combustible.

Telemundo

Las marcas de las quemaduras le recuerdan cada día a los operadores de la estación de bomberos de Matanzas Francisco del Toro aquel fatídico 5 de agosto cuando enfrentaron lo que sería catalogado luego como el mayor desastre industrial en la historia de Cuba.

Ninguna investigación oficial del gobierno cubano ha esclarecido hasta el momento qué ocurrió exactamente el 5 de agosto de 2022 en la zona industrial de Matanzas. 

El grave incendio dejó 17 muertos, entre ellos jóvenes inexpertos de entre 19 y 21 años que cumplían el servicio militar en esa provincia.

"JAMÁS VI ALGO ASÍ", RECUERDA UN TESTIGO DEL INCENDIO

"Ese día estaba de franco (no le tocaba trabajar), pero me llamaron y salí corriendo para allá", cuenta un matancero de 63 años que condujo uno de los carros cisterna del comando especial de bomberos número 12 cercano a la zona industrial que albergaba tanques con una capacidad de almacenamiento de crudo de 50.000 metros cúbicos.

Francisco fue de los primeros en llegar hasta el primer depósito que comenzó a arder tras la caída de un rayo en la madrugada del 5 al 6 de agosto de 2022.

"Aquello era impactante: el humo, las llamas, nunca había visto un incendio de esa magnitud", recuerda el testigo.

Las fuerzas especializadas cubanas, con el apoyo de expertos de México y Venezuela, tardaron una semana en extinguir completamente las llamas que para ese momento habían devorado el resto de los tanques.

Pero Francisco no tenía idea de a qué se enfrentaba: "Pensaba que era un fuego normal que apagaría rápido y me iría para la casa a seguir descansando".

"En cuestión de segundos ocurre la explosión y nos dio a todos por salir corriendo de ahí buscando la carretera. Me metí dentro de mi carro, pero una bola de candela lo prendió completo y ahí me doy cuenta que tengo el pulóver (camiseta) ardiendo", relata.

NO VI MÁS A LOS MUCHACHOS

Francisco hace una pausa en el diálogo que tiene en la sala de su casita modesta ubicada en la comunidad de Versalles en Matanzas. Desde esa misma esquina vivió aquellos días de agosto cuando el humo tiñó de negro el cielo y dio paso a varios días de incertidumbre y silencio.

"Ocurrió en cuestión de segundos: los cuatro carros (de la estación) incendiados, la explosión, la desesperación por apagar el fuego que tenía encima, buscar la salida de aquel infierno", cuenta.

Fue entonces que se volcó por la yerba rodando para apagar las llamas que le quemaban la espalda y parte de sus codos, pero se dio un golpe en la cabeza y quedó "aturdido" unos segundos. 

"No vi más a los muchachos (bomberos que estaban en el primer tanque antes de la explosión). En medio de aquello lo único que pensé fue: ahora sí quedaron atrapados", lamentó Francisco en referencia a sus colegas cuyo paradero fue una incógnita en los primeros días.

La suerte quiso que Francisco encontrara finalmente la carretera que llevaba a su pueblo y pudiera encontrar "al resto de los compañeros y la ambulancia".

Francisco ha retomado su vida, pero con una "lección aprendida" de aquellos días. A pesar de su experiencia traumática se considera un "tipo con suerte" que no tiene "miedo".

"Yo opero un carro cisterna, he estado vinculado toda mi vida con los bomberos. Me gusta lo que hago, por lo que el miedo no es una opción", remarca.

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