La crisis de inmigración que se vive en la frontera, sumada a los miles de menores de edad que están ingresando solos al país, provocaron que el año pasado se reabriera este albergue temporal de emergencia en Homestead, en donde se atienden a unos 1,600 niños migrantes de 13 a 17 años.
El centro tiene una ala norte y sur y cuenta con más de 100 cámaras que son monitoreadas por el personal.
Este albergue cuenta con 2,233 empleados, a los niños se les entrega ropa, zapatos y artículos de primera necesidad. Los menores pasan allí un máximo de 67 antes de ser entregados a sus padres o familiares. Al cumplir los 18 años pasan ya a otros programas.
“Desde marzo del 2018 hemos tenido 6,000 niños y hemos liberado 4,450 con quienes los acogen, que en su mayoría son sus padres o familiares aquí en Estados Unidos”, dijo Mark Weber, vocero de Health and Human Service.
En un recorrido abierto a los medios este miércoles, los reporteros pudieron ver él área de la cafetería, los cuartos donde se agrupan a los menores separados por edades y sexo, las aulas y los centros médico.
La mayoría de los menores son hombres, en total 1,144, y hay 431 niñas.
“Este programa desarrolla buen un plan de manejo, lo que significa que podemos expandirnos y reducirnos en base a la cantidad de camas que se necesitan”, agregó Weber.
Local
Tanto legisladores demócratas como activistas pro inmigrantes están pidiendo el cierre de este centro de detención para menores, tal como sucedió en la localidad de Tornillo Texas.
“Nosotros lo que queremos es que estos centros cierren porque consideramos que hacen daño a los niños que están sin sus padres”, dijo Diana Alarcón, activista de la Coalición Inmigrante de la Florida.
Weber dijo que el albergue podría ser cerrado solo en el caso de que “los niños no llegan en grandes cantidades”.
El proceso de reunificación varía de un día a meses, y a nivel nacional de estos niños el 42 % es entregado a padres tanto dentro como fuera del país, el 47 % a familiares cercanos y el restante 11% a familiares lejanos.
