Trump y Cruz se sacan los guantes en intenso debate

Ambos precandidatos dominaron la discusión con sus ataques mutuos

Los aspirantes a la candidatura republicana a la presidencia Donald Trump y Ted Cruz se enzarzaron el jueves por la noche en discusiones sobre la aptitud del senador de Texas para ser comandante en jefe y los "valores de Nueva York" del empresario, poniendo fin a meses de civilizada rivalidad entre dos agresivos competidores que intentan aprovechar el descontento y la frustración de los votantes.

Las más de dos horas de discusiones en horario de máxima audiencia ofrecieron a los votantes un gran contraste con la optimista visión de Estados Unidos que ofreció esta semana el presidente, Barack Obama, en su discurso sobre el Estado de la Unión. Los candidatos alertaron sobre grandes riesgos de seguridad nacional si se elige a un demócrata para suceder a Obama y cuestionaron las afirmaciones sobre recientes progresos económicos.

Los acalorados choques entre Trump y Cruz dominaron buena parte del debate. El magnate de bienes raíces dijo que el senador tiene un "gran signo de interrogación" sobre su candidatura porque nació en Canadá de una madre estadounidense.

"Usted no puede hacerle eso al partido", afirmó Trump.

Por su parte, Cruz sugirió que Trump sólo lo atacaba porque se está acercando a su posición al frente de los sondeos, especialmente en Iowa, que el 1 de febrero dará comienzo a las votaciones para elegir al representante republicano.

Cruz reiteró sus críticas a los "valores de Nueva York" de Trump, una velada duda sobre los valores conservadores de su rival. Pero la crítica pareció tener un efecto indeseado al provocar una inesperada y emocional réplica de Trump sobre la respuesta de su ciudad a los atentados del 11 de septiembre de 2001.

"Cuando cayó el World Trade Center, vi algo que ningún otro lugar de la Tierra podría haber gestionado de forma más hermosa, más humana, que Nueva York", dijo Trump. "Ese comentario que hizo Ted fue muy insultante".

En ocasiones, la pugna entre algunos de los candidatos tradicionales que intentan presentarse como alternativa a Trump y Cruz fue igualmente feroz, especialmente entre el senador de Florida Marco Rubio y el gobernador de New Jersey Chris Christie.

Rubio comparó las políticas de Christie con las del presidente Obama, en concreto las referentes a las armas, Planned Parenthood y la reforma educativa, algo que Christie desmintió. En un intento de minusvalorar la preparación de Rubio para aspirar a la presidencia, Christie sugirió que los senadores "hablan, hablan y hablan", mientras que a los gobernadores como él "se les exigen responsabilidades por todo lo que hacen".

Rubio llegó al debate como el principal objetivo a batir para la mayoría de los demás candidatos tradicionales. Salió mayormente indemne de las críticas a su historial de votaciones en el Senado y política migratoria, que le han perseguido durante actos de campaña y en los anuncios de televisión que inundan la programación en las primeras etapas de la carrera, hasta casi el final del debate, cuando Cruz arremetió contra él con el tema de la inmigración.

Rubio respondió acusando a Cruz de cambiar de opinión en migración y después enumeró una letanía de temas en los que dijo que el senador de Texas había variado su postura.

"Eso no es ser un conservador consistente", afirmó Rubio. "Es cálculo político".

Cruz también se vio a la defensiva por no haber revelado, en los documentos federales sobre las elecciones, casi un millón de dólares que recibió en préstamos de bancos de Wall Street durante su campaña al senado de 2012. El senador dijo que era poco más que un "error de papeleo".

Rubio y Christie son dos de los precandidatos que intentan distanciarse de los demás aspirantes tradicionales, especialmente para las primarias de New Hampshire, que se celebran poco después de las asambleas de Iowa que abren la temporada. La carrera de Iowa se ha convertido en una ajustada competición entre Trump y Cruz.

El debate del jueves por la noche se produjo al final de una semana que ha dejado al descubierto una vez más las profundas diferencias en el Partido Republicano.

La gobernadora de South Carolina Nikki Haley, estrella en alza del partido, fue muy elogiada por muchos líderes republicanos por incluir una velada crítica a la retórica airada de Trump en su respuesta al discurso sobre el Estado de la Unión de Obama. Sin embargo, ese mismo comentario también le costó críticas de analistas conservadores y otras personas.

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