Las restricciones globales en el transporte y comercio con Rusia, tras la invasión a Ucrania, son un problema serio para los cubanos.
Inventar es lo que tendrá que hacer Humberto Santana, en un taller de Artemisa, para reparar su camión ruso. Francisco Pérez también está teniendo problemas con su Moscovitch.
La mayoría de autos que circulan en la isla provienen del viejo aliado de la guerra fría. Los autos han ido envejeciendo y las piezas de reparación están solo disponibles en Rusia.
La odisea de los pescadores cubanos parece tener, mientras tanto, un alivio aunque minúsculo.
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Miguel Pineda López, de la Administración Marítima de Cuba, advierte que ya está prevista “la aprobación de la norma vinculada con importación sin carácter comercial de motores marinos”.
Por primera vez en décadas, el gobierno cubano autorizó la importación de motores de hasta 10 caballos de fuerza para embarcaciones menores.
Los límites establecidos por el gobierno han restringido la pesca privada comercial y recreacional de pescadores, para quien la medida no es suficiente.
Local
Las restricciones del régimen comunista para evitar que cubanos abandonen la isla en embarcaciones con motor, impiden su capacidad como pescador y la de muchos como él, para alimentar a un pueblo que vive en la miseria.