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Joven sin condiciones preexistentes sufrió daño cerebral tras contraer COVID-19

Una joven de 28 años ha sufrido severos daños tras padecer la enfermedad

Telemundo

A diario damos la cifra de personas que han fallecido debido al COVID-19 y también los que han logrado recuperarse, pero hay un grupo de personas que no vemos a menudo.

Hablamos de aquellos que han quedado marcados para siempre por el virus como es el caso de Stephanie Castillo, una joven del sur de la Florida que no tenía condiciones médicas preexistentes, pero terminó en estado vegetal tras contraerlo.

Su hermana Rosa Castillo describe a Stephanie como una joven sana y alegre. “Siempre se anda riendo, haciéndonos reír, le gusta estar con su familia”, dice Rosa.

Stephanie Castillo tenía 28 años cuando contrajo el COVID-19. “Le dije Stephie, no te preocupes, tu eres una muchacha que esta saludable, tu eres joven” dice Rosa. Pero poco después de ser diagnosticada Rosa dice que “comenzó a darse cuenta de que se le estaba bajando bastantico el oxígeno y después cuando ella sintió que estaba respirando como que rápido, se fue para el cuarto de emergencia”.

En el hospital empeoro al punto que tuvieron que entubarla.  “Ahí estuvo como 45 días con el ventilador puesto; le dio un fallo de corazón y por siete minutos estuvo sin oxígeno”, cuenta su hermana.  Se enterarían después de que esa falta de oxígeno la dejo con daño cerebral tan severo que el hospital sugirió transferirla a un hogar de hospicio para pasar el resto de sus días algo que la familia se reusó a hacer.  El problema que tenían es que no hallaban donde transferirla en esas condiciones.

“Desafortunadamente eso sucede muy a menudo cuando las personas están demasiado enfermas para irse a casa, pero no pueden quedarse en el sistema de salud convencional”, explica Rebecca Kirch de la fundación “Patient Advocate” que aboga por los derechos de los pacientes. 

Luego de semanas de intensa búsqueda, Rosa encontró un centro de rehabilitación en Texas que la aceptaría para recibir tratamiento. “Conseguí este programa en Houston y viene siendo uno de los programas mejores en los estados unidos” dice Rosa. Aunque logro que el seguro cubriera parte del costoso tratamiento, la familia ahora enfrenta la difícil tarea de costear el transporte aéreo. “En promedio una de esas avionetas medicas cuesta como 80,000”, dice Rosa.

Mientras la familia intenta recaudar esa importante cifra, cuentan su historia para advertirle a los demás que aparte de los que trágicamente fallecen y los que sobreviven el COVID-19 hay otros que, sin tener condiciones médicas preexistentes, vivirán con los devastadores efectos del virus el resto de la vida.

Pese a su condición, Stephanie logro volver a respirar sin la ayuda de un ventilador artificial algo que le da esperanzas a la familia de que con la terapia necesaria volverá a estar consciente y comunicarse. La fundación “Patient Advocate” dice que, en casos como este, la familia debe pedir una cita con un defensor del paciente en el hospital que les ayude con la transición hacia un centro apropiado. 

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