Ante la desesperación por conseguir alimentos y la ausencia de un puente para salir de sus casas, el impulso de estas tres familias que residen a solo 65 millas de San Juan y llevan tres meses incomunicadas, es utilizar una canasta improvisada con la que logran cruzar el río que los separa de la otra orilla.
En zonas rurales como esta, la ayuda gubernamental continúa siendo insuficiente, por lo que la colaboración entre vecinos, amigos y familiares resulta crucial para sobrevivir.
Algunos aprovechando las veredas del campo que aún son transitables, llegan con sumimistros hasta un extremo del río y esperan que las familias lleguen hasta allí a recoger la ayuda.
Tras el paso del huracán María, en zonas rurales son muchas las familias puertorriqueñas que aún permanecen incomunicadas y sin fluído eléctrico. Los trabajos para recoger los escombros del río aun no han iniciado, ello aleja la posibilidad de que lleguen los ingenieros que deberán conectar los tendidos eléctricos que aún están caídos.
