Semana de tensión racial ensombrece a Estados Unidos

Tiroteos y ataques en varios puntos del país movilizaron a miles y marcaron al país entero.

Un veterano de raza afroamericana del Ejército estadounidense molesto por la muerte de hombres negros baleados por la policía, decidido a exterminar a los policías blancos, mató el jueves a cinco agentes en un ataque con francotirador que provocó una nueva ansiedad en un país que ya estaba dividido sobre el control de armas y el trato que reciben los afro-estadounidenses de la policía.

Micah Johnson, que se había equipado con un chaleco blindado y utilizó un rifle semiautomático de estilo militar, murió abatido por una bomba colocada con un robot después de los tiroteos del jueves por la noche, según las autoridades.

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En total, 12 agentes sufrieron disparos apenas a unas cuadras del lugar donde el presidente John F. Kennedy fue asesinado en 1963.

Las autoridades en Georgia, Missouri y Tennessee informaron de civiles armados que dispararon contra agentes en ataques individuales, después que dos hombres negros murieran esta semana a manos de policías en Louisiana y Minnesota. Dos agentes resultaron heridos, uno de gravedad.

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"América llora", dijo el representante G.K. Butterfield líder del Congressional Black Caucus, reflexionando sobre la creciente angustia por los incidentes violentos.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el gobernador de Texas, Greg Abbott, pidieron al público que rezara. En una carta publicada el viernes, Abbott afirmó que "todas las vidas importan" e instó a los texanos a unirse.

El ataque a los policías el jueves 7 de julio de 2016 en Dallas es el que más víctimas dejó entre los oficiales estadounidenses desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2011.
Cinco policías fallecieron y otros seis resultaron heridos cuando dos francotiradores les dispararon desde posiciones elevadas, informó la Policía de la ciudad de Dallas. Más información aquí.
Fotografía cedida por la Policía de Dallas que muestra al oficial Brent Thomson, uno de los cinco policías muertos en un tiroteo durante una manifestación contra la violencia policial hacia los negros en EEUU, en Dallas, Texas, el 7 de julio de 2016.
Agentes de la policía de Dallas y personal médico forman un cordón a la entrada del hospital Baylor Scott & White, donde fue llevado el cadáver de uno de los cinco agentes muertos. Obama repudia ataque contra policías en Dallas.
Policías trabajaban cerca del lugar donde 11 oficiales recibieron balazos, cinco de los cuales murieron, en Dallas. Mira aquí las fotos.
Oficiales investigan el área donde el sospechoso de matar a cuatro policías, Maurice Clemmons fue acribillado a tiros por un policía de Seattle, Washington el 1° de diciembre de 2009.
Los policías de Lakewood muertos en una emboscada el 29 de noviembre de 2009: los oficiales Greg Richards, Tina Griswold y Ronald Owens, y el teniente Mark Renninger.
Maurice Clemmons, quien mató a los policías en un local de la compañía Forza Coffee, fue buscado por la policía duarante dos días. El sospechoso de la matanza se atrincheró en un estacionamiento durante una hora, hasta que la policía le dio muerte a tiros.
Policías durante el funeral el 8 de diciembre de 2009 en Tacoma de sus compañeros caídos en Lakewood, Washington, el 29 de noviembre.
Tres oficiales de policía de Oakland, California, murieron y otro quedó gravemente herido y falleció después, tras una parada de tráfico, seguida por un tiroteo con el sospechoso, que también murió, el 21 de marzo de 2009.
El subjefe de Policía de Oakland, Dave Kozicki, se seca las lágrimas junto al alcalde de la ciudad, Ron Dellums, durante una conferencia de prensa en la que anunciaron las muertes de tres oficiales el 21 de marzo de 2009.
Escena del funeral de los oficiales caídos en Oakland: los sargentos Mark Dunakin, de 40 años; Ervin Romans, de 43; Daniel Sakai, de 35, y el oficial John Hege, de 41. La policía mató al sospechoso, Lovelle Mixon, de 26 años.
Si bien los atentados terroristas contra las torres gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 con dos aviones de pasajeros no fueron específicamente dirigidos a la policía, hubo 72 oficiales muertos ese día, junto a numerosos bomberos.
Las muertes de agentes fueron un daño colateral de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que mataron a casi 3,000 personas y dejaron más de 6,000 heridos. En la foto, un auto patrullero destrozado.
Policías neoyorquinos frente a las ruinas del World Trade Center dos días después de los atentados. Los 72 oficiales muertos provenían de distintas agencias, incluidas la Autoridad Portuaria, el Departamento de Policía de Nueva Jersey, el Departamento de Policía de Nueva York, el Departamento de Estado de Nueva York, el Departamento de Estado de Impuestos y Finanzas, la Oficina de Administración de Tribunales del Estado de Nueva York, el Departamento de Bomberos de Nueva York, el FBI y el Servicio Secreto de EEUU. Un oficial del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EEUU murió en el vuelo 93, que se estrelló en Shanksville, Pennsylvania.
El policía neoyorquino Ken Radigan en la capilla episcopal de St. Paul, cerca del lugar del atentado contra el World Trade Center, 10 días después del fatídico día. La capilla sirvió como área de alivio para los rescatistas.
El 19 de abril de 1995, ocho agentes de policía federales perecieron en el atentado terrorista en Oklahoma City: Alan Whicher, Cynthia Brown, Donald Leonard, Mickey Maroney, Paul Ice, Claude Medearis, Paul Broxterman y Kenneth McCullough.
Timothy McVeigh, condenado a muerte por el bombazo en el edificio federal Alfred P. Murrah, en Oklahoma, fue ejecutado en junio de 2001.
Representantes del Ejército, la Marina y la Casa Blanca recuerdan a las víctimas del atentado en Oklahoma, en una ceremonia en el cementerio nacional de Arlington.
Cuatro agentes especiales del Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de EEUU murieron el 28 de febrero de 1993 durante la Masacre de Waco, Texas, donde el líder de la secta de los Davidianos, David Koresh, se había apertrechado con armas presuntamente ilícitas y decenas de sus seguidores. Tras la muerte de los agentes, Conway LeBleu, Todd McKeehan, Robert J. Williams y Steven Willis, así como de cinco personas más, hubo un asedio de 51 días que terminó en la muerte de 82 davidianos.

"Al final", escribió, "el mal siempre fracasa".

Johnson, de 25 años, había acumulado un arsenal personal en su vivienda de Mesquite, un suburbio de Dallas. Allí guardaba material para fabricar bombas, blindados, fusiones, municiones y un diario de tácticas de combate, dijeron autoridades el viernes.

El sospechoso seguía a grupos milicianos negros en medios sociales, incluido uno que el miércoles difundió un mensaje llamando a la violencia contra la policía.

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Johnson fue soldado raso de primera clase con especialidad en carpintería y albañilería, según las Fuerzas Armadas. Sirvió en la Reserva del Ejército durante seis años a partir de 2009 y fue destinado en Afganistán de noviembre de 2013 a julio de 2014.

Bradford Glendening, abogado militar, dijo que una soldado acusó a Johnson de acoso sexual en Afganistán. Johnson fue enviado de vuelta a Estados Unidos con la recomendación de que fuera licenciado con una clasificación "distinta a la de honorable", aunque más tarde fue licenciado con honores, señaló Glendening.

Además de los cinco policías fallecidos, siete agentes y dos civiles resultaron heridos en el ataque en Dallas.

La policía de Dallas, Texas, en la escena donde 11 oficiales fueron blanco de balazos y cinco resultaron muertos el 8 de julio de 2016 in Dallas.
Una marcha pacífica terminó en horror cuando francotiradores atacaron a la policía de Dallas. Varios agentes muertos y otros heridos que luchan por sus vidas es el fatídico saldo de la noche.
El jefe de Policía de Dallas, David Brown, y el alcalde de la ciudad, Mike Rawlings en una conferencia de prensa en el ayuntamiento local, donde hablaron sobre el mortal tiroteo.
Cinco policías fallecieron y otros seis resultaron heridos de disparos desde posiciones elevadas, informó la Policía de la ciudad.
Fotografía cedida por la Policía de Dallas que muestra al oficial Brent Thomson, uno de los cinco policías muertos en un tiroteo durante una manifestación contra la violencia policial hacia los negros en EEUU, en Dallas, Texas, el 7 de julio de 2016.
El presunto francotirador muerto en Dallas fue identificado como Micah Xavier Johnson, de 25 años, exmiembro de las Fuerzas Armadas que durante las negociaciones con la policía expresó que deseaba "matar a blancos, especialmente a policías blancos" y estaba molesto por las muertes de afroamericanos a manos precisamente de policías blancos. Más información aquí.
Un testigo refirió que vio, al final de la marcha, cómo caían los policías. La manifestación era en repudio a la brutalidad policial, en respuesta a las recientes muertes de dos hombres afroamericanos en Baton Rouge y Minnesota.
Un grupo de personas reza en un servicio de oración por los cinco policías que murieron en la noche del jueves durante una protesta contra la violencia policial de tintes raciales en el país.
Agentes de la policía de Dallas vigilan en la esquina de Ross Avenue y Griffin street durante una manifestación contra la violencia policial hacia los negros en EEUU.
Agentes de policía permanecen alerta en la esquina de Ross Avenue y Griffin street durante la manifestación. Uno de los sospechosos de haber disparado se atrincheró en un estacionamiento en el centro de Dallas.
Algunos de los seis agentes de policía que resultaron heridos de bala han sido operados en los hospitales a los que fueron trasladados, pero las autoridades no han revelado de la gravedad de su situación.
Un helicóptero de la Policía de Dallas sobrevuela la escena donde se produjo la balacera que dejó cinco policías muertos.
Un hombre luce una camiseta con un mensaje de apoyo a la policía mientras observa la entrada a emergencias del hospital al que fue llevado el cadáver de uno de los cinco agentes muertos en Dallas.
Videos captados por la ciudadanía registraron el momento de caos que sucedió después que se escucharan los primeros disparos.
Agentes de la policía de Dallas y personal médico forman un cordón a la entrada del hospital Baylor Scott & White, donde fue llevado el cadáver de uno de los cinco agentes muertos.
Cinco policías fallecieron y otros seis resultaron heridos cuando dos francotiradores les dispararon desde posiciones elevadas, informó la Policía de la ciudad de Dallas.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante una reunión celebrada en el marco de la cumbre de la OTAN, en Varsovia, Polonia, condenó la "tremenda tragedia" de Dallas y prometió que "se hará justicia".
La fiscal general de EEUU, Loretta Lynch, hizo un llamamiento a la calma a los estadounidenses ante la muerte esta semana de dos ciudadanos negros a manos de policías blancos y la matanza de agentes ocurrida anoche en Dallas. "La respuesta nunca debe ser la violencia, la respuesta debe ser la acción. Calmada, pacífica, cooperativa y determinada acción", afirmó.
Un joven se arrodilla frente a los policías desplegados en la esquina de Ross Avenue y Griffin street durante una manifestación contra la violencia policial hacia los negros en EEUU, que se saldó con cinco agentes muertos en un tiroteo.
Agentes de la policía de Dallas y personal médico formaron un cordón a la entrada del hospital Baylor Scott & White, donde fue llevado el cadáver de uno de los cinco agentes muertos.
El sospechoso había asegurado que colocó varias bombas en todo el edificio y en otras partes de la ciudad.
La Policía mantuvo bajo custodia a tres personas, incluyendo a una mujer que fue detenida en el estacionamiento y a otros dos individuos que circulaban por la autopista en un Mercedes.
El congresista demócrata por Carolina del Norte y presidente del Caucus Negro del Congreso, G.K. Butterfield, participó en una rueda de prensa en el Capitolio en Washington, tras el mortal tiroteo en Dallas.
El representante demócrata por Georgia e histórico activista afroamericano por los derechos civiles John Lewis, en la rueda de prensa en el Capitolio.
A las 8:55 p.m. se escucharon los primeros disparos. El centro de Dallas, donde ocurrió la manifestación, fue rápidamente aislado para reducir a los atacantes.
La policía fue atacada una vez que el grupo de manifestantes ya había cruzado y las personas empezaban a dispersarse.
El sonido de los disparos causó el pánico entre quienes aún estaban en el vestigio de la protesta.
Incluso, algunos fueron derribados en la estampida.
En la confusión, las personas buscaban resguardarse sin saber de dónde venían o hacia dónde iban exactamente los disparos.
Policía y comités locales ayudaron a las personas a evacuar la zona.
En medio de la confusión, más de 800 manifestantes se dispersaron rápidamente.
Mientras la policía cercaba la zona. Se sabe que hay al menos tres detenidos.
MIentras que un presunto atacante murió de una herida autoinfligida al ser sitiado por la policía.
Ya son cinco los muertos: 4 agentes de la policía de Dallas y un agente del servicio de transporte.
La policía local indicó que había sido un ataque en forma de emboscada.
El alcalde de Dallas dijo reconocer la gallardía de los oficiales que respondieron prontamente para resguardar las vidas de los manifestantes y sus compañeros.

El tiroteo comenzó el jueves por la tarde cuando cientos de personas protestaban por las muertes de dos hombres negros: Philando Castile, que fue baleado por un policía cerca de St. Paul, Minnesota, y Alton Sterling, abatido por dos policías blancos que lo habían placado contra el suelo en Baton Rouge, Louisiana.

Después del ataque, Johnson trató de refugiarse en un estacionamiento e intercambió disparos con los policías, afirmó el jefe policial David Brown.

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Durante negociaciones con las autoridades habló sobre sus motivaciones y dijo que había actuado solo y no estaba afiliado a ningún grupo, dijo Brown. La policía había sospechado en un principio que había más de un tirador.

El sospechoso dijo que quería matar a blancos, "especialmente agentes blancos", según las autoridades.

En Washington, la máxima responsable de las fuerzas de seguridad del país, la fiscal general Loretta Lynch, pidió calma y afirmó que no debe permitirse que los recientes episodios de violencia "se precipiten como la nueva normalidad".

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Lynch dijo que los manifestantes preocupados por las muertes a manos de la policía no deben desalentarse "por aquellos que emplean sus acciones legítimas como cobertura para su repugnante violencia".

En uno de los ataques posteriores contra la policía, un hombre de Georgia que según las autoridades había llamado al 911 para denunciar un allanamiento emboscó después al agente que acudió a investigar. Eso provocó un tiroteo en el que tanto el agente como el agresor resultaron heridos, aunque se esperaba que ambos sobrevivieran.

En un suburbio de St. Louis, un conductor hizo al menos un disparo contra un agente cuando el policía volvía a su auto durante una parada de tráfico, indicó la policía. El agente fue hospitalizado en estado crítico.

Y en Tennessee, un hombre acusado de disparar de forma indiscriminada a los autos que pasaban y a la policía en una autopista dijo a los investigadores que estaba enfadado por la violencia policial contra afro-estadounidenses, según las autoridades.

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