Muchas veces, las obras de arte no necesitan grandilocuencia para trascender. Al contrario, las que sacuden cada uno de los sentidos, lo logran por su cruda sencillez. Tal es el caso de 'Moonlight', dirigida por Barry Jenkins, una película sin vueltas, frontal, que sigue la vida de un niño afroamericano hasta la adultez.
El largometraje fue la sorpresa en la ceremonia de entrega de los premios Oscar al llevarse la estatuilla como Mejor Película, además de Mejor Actor de Reparto, entre otros galardones.
Jenkins, un director de 37 años nacido en Miami, eligió su ciudad natal para contar la historia de Chiron, quien vive con su madre soltera, adicta al crack y que se gana la vida como puede como enfermera, protagonizada por la brillante Naomi Harris.
Jenkins readaptó la novela 'A la luz de la luna los chicos afroamericanos lucen tristes', de Tarell Alvin McCraney, escribió el guión y plasmó en cámara, de manera brillante, el relato que puede ser de cualquier niño afroamericano en cualquier ciudad norteamericana de hoy en día.
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La sencillez del film de Jenkins es lo que abraza al espectador desde el primer fotograma hasta el último. Pero a no engañarse. Lo sencillo no quita lo profundo y 'Moonlight' cala muy hondo, carente de 'cliches' y con una pasmosa honestidad, sacada a flote por el excelente trabajo de cada uno de los protagonistas, empezando con Alex Hibbets, quien se pone en la piel de Chiron, el niño que tiene más dudas que respuestas y que siente que es distinto.
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Juan, un traficante de drogas, le brinda la figura paternal ausente y llena uno de los tantos vacíos en la vida de Chiron. Mahershala Ali parece haber nacido para el papel. 'En algún momento vas a tener que decidir por ti mismo quién vas a ser', le dice Juan al pequeño.
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Años después, Chiron es un adolescente, esta vez protagonizado por Ashton Sanders, otro que brilla. Con 16 años, Chiron va descubriendo quién es, especialmente cuando pasa momentos con un compañero de la secundaria, Kevin, interpretado por Jharrel Jerome, el muchacho que sin querer se ve atraído hacia el flaquito que busca su identidad.
Y todo ocurre en medio de un mundo que se viene encima y donde imperan la fuerza, las drogas y el abandono, una realidad que se palpita en los barrios pobres de las ciudades norteamericanas.
Ya de adulto, y en Atlanta, poco queda de aquel jovencito. Con dientes postizos de oro y pulseras por todos lados, vemos que se se gana la vida como lo hacía Juan, su mentor. Una llamada de Kevin, de la nada, lo regresa a Miami y allí se reencuentra con su amigo al que nunca volvió a ver en todos estos años. Trevante Rhodes descolla como el ahora hombre endurecido por la vida en la calle.
Jenkins recurre al manejo de cámara directo que muestra diálogos tan reales como contemplativos, y gestos que dicen mucho más. Así es 'Moonlight', una película que no da respiro, no por la acción sino por el fuertísimo impacto de su humanismo, cruel y real, como la vida en las calles urbanas de Estados Unidos.
'Moonlight', una película necesaria y urgente en estos tiempos. Ganó el Globo de Oro al Mejor Drama y se quedó con el Oscar.
