KIEV, Ucrania — Funcionarios prorrusos culparon el domingo a Ucrania por un ataque con cohetes que golpeó la oficina de un alcalde en una ciudad controlada por separatistas. Por su parte, funcionarios ucranianos dijeron que cohetes rusos impactaron en una ciudad frente a la planta de energía nuclear de Zaporiyia, hiriendo a seis personas.
Los ataques ocurren mientras Rusia ha perdido terreno en las casi siete semanas desde que las fuerzas armadas de Ucrania abrieron su contraofensiva en el sur. En represalia, el Kremlin lanzó la semana pasada los ataques aéreos más grandes contra la infraestructura ucraniana desde el inicio de la guerra el 24 de febrero.
El edificio municipal en el Donetsk controlado por los separatistas resultó gravemente dañado por el ataque con cohetes. Columnas de humo se arremolinaban alrededor del edificio, que tenía filas de ventanas reventadas y un techo parcialmente derrumbado. Los autos cercanos quedaron quemados.
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No hubo informes inmediatos de víctimas. Kiev no reivindicó de inmediato la responsabilidad ni comentó sobre el ataque.
Las autoridades separatistas —que son respaldados por el Kremlin— han acusado previamente a Ucrania de numerosos ataques contra infraestructura y objetivos residenciales en las regiones ocupadas, a menudo empleando los cohetes HIMARS de largo alcance suministrados por Estados Unidos, sin proporcionar pruebas.
Por separado, las autoridades ucranianas informaron el domingo que al menos seis personas resultaron heridas como resultado de ataques con cohetes frente a Zaporiyia, la planta de energía nuclear más grande de Europa, que es operada por personal ucraniano, pero está en manos rusas.
Ambos países se han acusado repetidamente de disparar contra y alrededor de la planta.
Las autoridades regionales también informaron que los cohetes rusos destruyeron dos escuelas, un parque y casas privadas en la región sureña de Zaporiyia, que ha sufrido bombardeos rusos sostenidos desde que Moscú la anexó ilegalmente junto con otras tres provincias ucranianas el mes pasado.
El anuncio de anexión se produjo a pesar de que un 20% de Zaporiyia permanece bajo control militar ucraniano, y algunos analistas pintan los recientes ataques a gran escala como parte de la estrategia del Kremlin para someter a la región.