La influencia del ejército venezolano en la crisis del país se mostró el sábado cuando Nicolás Maduro buscó mantener su apoyo y el líder de la oposición, Juan Guaidó, intentó atraer a las fuerzas armadas a su lado.
Días después de que Guaidó pidió un levantamiento militar, la televisión nacional mostró a Maduro con un sombrero de camuflaje mientras se daba la mano con las fuerzas de seguridad durante una visita a una base militar. Vio a algunas tropas participar en un ejercicio de tiro y recibió aplausos de otros.
"Leal para siempre", gritó Maduro a una multitud de cadetes. Mientras tanto, Guaidó instó a simpatizantes a unirse a las bases militares para tratar de persuadir a las fuerzas para que se vuelvan contra Maduro, cuyos años en cargo han estado marcados por dificultades cada vez mayores para la mayoría de las personas en un país que alguna vez fue uno de los más ricos de América Latina.
"El objetivo es transmitir nuestro mensaje sin caer en confrontación o provocación", escribió Guaidó. El martes, Guaidó apareció fuera de la base militar de Caracas con un pequeño grupo de fuerzas de seguridad e instó a los militares a derrocar a su rival político.
Sin embargo, mientras el líder de la Asamblea Nacional controlada por la oposición esperaba, quedó claro que su llamado no había logrado reunir a las fuerzas armadas a su lado. Los enfrentamientos entre los manifestantes y la policía luego estallaron, dejando cinco muertos.
En una posible seña de su propia debilidad, a pesar de contar con el aparente respaldo militar, el gobierno de Maduro no se ha arrestado a Guaidó.
Los Estados Unidos y más de 50 otras naciones reconocen a Guaidó como el legítimo líder de Venezuela, diciendo que la reelección de Maduro el año pasado fue ilegítima.
Los Estados Unidos ha impuesto sanciones fiscales a la industria petrolera de Venezuela y funcionarios vinculados a Maduro, cuyos aliados incluyen a Rusia y China.
