Madres de desaparecidos marchan para evitar el olvido

Como cada año, miles salen a las calles a exigir ayuda en la búsqueda de sus hijos.

Cada fotografía representa un corazon roto; el alma destrozada de una madre a la que se le ha negado el más grande de los regalos.

Con lágrimas que no han parado desde hace cinco años, doña Juana Zavala recorrió las calles en las que su hija desapareció y llevaba la imagen de Itzel aferrada a su pecho, tal y como ella, su pequeña, la abrazaba cada 10 de mayo.

"Tengo otros hijos, tengo nietos, pero me falta una, que me la robaron, que no sé si vive, si come, si duerme, si no está bien", dice Zavala.

Junto a ella, cientos de madres caminaron en la marcha de mujeres que buscan a sus hijos, todas con la tristeza en su rostro, reflejo del gran dolor que llevan dentro.

Las madres de los desaparecidos hacen esta moviiización cada año en varias ciudades del país con la esperanza de que alguien las escuche y las ayude a buscar a quienes más han querido en su vida.

Desde Tamaulipas, Julieta y sus compañeras viajaron portando la herramienta con la que han rascado fosas en todo México, sentadas en la banqueta se dijeron cansadas, pero impulsadas por el amor que las levanta a pesar de su tragedia.

"Todos los días pienso en él, lo traigo en mi corazón, en mi mente", dice Julieta Ibarra.

En 10 estados de la república, dos ciudades de Europa y en Canadá las escenas se repitieron.

Las mujeres gritaron pidiendo justicia y se consolaron a pesar de que todas están heridas.

"A estas alturas yo lo que quiero es encontrar a mi hijo, muerto, pero quiero encontrarlo", dice Beatriz Nataren.

Porque para ellas no hay mayor deseo que volver a ver a quienes un día llevaron en su vientre.

Contáctanos