A semanas de su programada toma de posesión como presidente de Estados Unidos, Donald Trump cumplió con sus promesas emblemáticas de campaña y evitó que la empresa Carrier abriera una planta en el municipio de Santa Catarina, Nuevo León.
La empresa de aire acondicionado había pactado la apertura de la planta que generaría 1,000 empleos directos; sin embargo, anunció que había llegado a un mejor acuerdo con Trump y el vicepresidente Mike Pence para permanecer en Indiana.
We are pleased to have reached a deal with President-elect Trump & VP-elect Pence to keep close to 1,000 jobs in Indy. More details soon. — Carrier (@Carrier) 30 de noviembre de 2016
Pence, gobernador de Indiana, fue clave para lograr que Carrier mantuviera los 1,000 empleos en este estado.
Carrier ya opera una planta en Nuevo León y construyó, aunque no la ocupa, otra instalación ahí como parte de unos planes de expansión valuados en $ 200 millones.
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La decisión causó malestar en México, donde la senadora Marcela Guerra dijo que las implicaciones son muy graves, no sólo para Nuevo León, sino para Carrier.
"El que va a pagar los platos rotos es la empresa, porque sus productos van a ser más caros", explicó.
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Analistas en Estados Unidos consideran que esa medida traerá beneficios a Trump, ya que entusiasmará a sus seguidores que lo verán como una firme intención para fortalecer el sector manufacturero del país.
A cambio de mantener la fábrica en Indianápolis, Trump y Pence podrían haber cumplido las ofertas de campaña de relajar las regulaciones y revisar el código fiscal empresarial.
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También se espera que Trump suavice sus amenazas de cobrar tarifas del 35% a las empresas que trasladen su producción al sur de la frontera como Carrier.
