México: cementerio, rebasado por la tragedia

A toda marcha los sepultureros excavan la tierra para abrir las tumbas. El espacio en el panteón ya es escaso pero tienen que improvisar lugares porque saben que sus ocupantes ya vienen.

Al oír la música que acompaña al cortejo, Román Álvarez apura su marcha. Hace tres días que trabaja sin parar, buscando entre los pasillos y los sepulcros viejos cualquier área que sea útil para enterrar a las víctimas de la explosiòn del viernes, que al viernes suman 109.

"Estamos ya invadiendo tumbas anteriores, hay que levantar lozas o se estan encimando algunos de los fallecidos", explica Álvarez. 

Ante el problema de espacio, los sepultureros están depositando dos o tres cajas en una sola fosa, siempre y cuando sean familiares, y el municipio adquirió un terreno que está junto porque aún faltan muchos cuerpos por enterrar. 

"Hasta ayer eran 14 y hoy enterramos 5 más", dijo el martes Juan Pedro Cruz, el presidente municipal de Tlahuelilpan. 

En el nuevo camposanto ya pintan las líneas donde quedará cada cuerpo.

Las autoridades le han dicho a los pobladores que la identificación de los cadáveres que aún están en la morgue tardará meses, pero aún así las familias ya se están preparando para tener listo el lugar donde descansarán sus seres queridos. 

En tanto, quienes nada saben de los suyos ruegan porque en la llamada "zona cero", ahí donde esta mañana doña Isabel García encontró restos de la playera de una de las tres sobrinas que busca, construyan un memorial para recordar a las víctimas.

"Y nos den permiso de pedir por ellos, a donde rezarles, a donde", dice Isaber García. 

Por ahora así lo están haciendo, cada uno en su búsqueda ruega por aquellos de los que nunca se sabrá si murieron en ese campo, cuando explotó la toma clandestina de la que extraían combustible de un ducto de Pemex.

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