Crímenes políticos agudizan violencia en Oaxaca

El alza en la violencia podría estar relacionada con cacicazgos locales.

El habitualmente tranquilo estado mexicano de Oaxaca comenzó el año con el asesinato de dos políticos y una inusitada violencia contra el partido que lidera el presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador, que refleja la inseguridad en la región.

Este sureño estado, uno de los más pobres del país, arrancó este 2019 con el asesinato el mismo 1 de enero del presidente municipal de Tlaxiaco, Alejandro Aparicio Santiago, una hora después de haber jurado el cargo, junto a otro funcionario del municipio.

Dos días después, el 3 de enero, Cutberto Porcayo Hernández, líder de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en Santa Rosa de Lima, fue también asesinado a balazos.

Y el 6 de enero, un militante de Morena recibió cinco impactos de bala en otra pequeña localidad de Oaxaca hasta colocarlo al borde de la muerte.

"Es muy lamentable lo que está sucediendo. Estamos atentos e investigando estos asesinatos a dirigentes de nuestro movimiento de manera muy responsable y sin ser alarmistas", declaró López Obrador en días recientes.

De acuerdo con el último informe sobre violencia política en México presentado por la consultora Etellekt, durante 2018 fueron asesinados 159 políticos en el territorio nacional, un 55% mas respecto al año anterior.

De estos, 24 homicidios tuvieron lugar en Oaxaca, ubicándose en el segundo sitio después del sureño estado de Guerrero.

Adicionalmente, Oaxaca fue uno de los diez estados mexicanos con hechos delictivos por encima de la media nacional, según reportes oficiales de violencia.

Ya desde principios de 2018 la inseguridad se incrementó en Oaxaca y obligó al fiscal general del Estado, Rubén Vasconcelos, a reconocer que estaban operando células de grupos delictivos, pero negó que el crimen organizado estuviera establecido en el territorio estatal.

Pese al anuncio del gobernador Alejandro Murat en marzo de 2018 de "medidas pertinentes" para aplacar la violencia, con el arranque de la primera Base de Operaciones Mixtas en el Istmo y el programa Fuerza Especial Oaxaca, con militares, el problema no ha aminorado.

Y el creciente asesinato de políticos refleja esta problemática en Oaxaca, un estado indígena y pobre pero muy visitado por turistas y que, tradicionalmente, tiene la fama de ser tranquilo.

El director de Etellekt, Rubén Salazar, indicó que el alza de esta violencia contra políticos se debe a los cacicazgos locales, muy propios en municipios pequeños, que se han visto afectados por la irrupción de nuevos partidos como Morena.

"Están empleando, desde los propios Gobiernos o sus adversarios, instrumentos de violencia ya sea para perpetuarse en el poder o para poder desplazar a un alcalde, atentando contra su vida para poder acceder a estos cargos o romper proyectos políticos", dijo Salazar.

Para el experto, el izquierdista Morena aterriza en Oaxaca en un momento especialmente "crítico" por los choques con los grupos de poder locales.

"Estamos hablando de grandes cacicazgos en la región mesoamericana del país, por un poder local que se viene heredando entre familias", agregó Salazar, alertando que todo cambio trae una cuota de violencia.

Además de los cambios políticos, la entrada de grupos criminales en la región ha incentivado, según algunos analistas, esta alza en la violencia.

A fines de julio de 2018, en diversos puntos del estado aparecieron las llamadas 'narcomantas' (mensajes del narcotráfico), y cartulinas sobre cuerpos mutilados y videos de ejecuciones.

La organización Semáforo Delictivo señaló que el 68% de los homicidios de 2018 en Oaxaca habían sido cometidos por el crimen organizado.

No obstante, no habría relación aparente entre el fortalecimiento del narcotráfico en la región y el asesinato de políticos.

Los homicidios tienen "más apariencia electoral que del crimen organizado, aunque cada caso es distinto", dijo el analista de seguridad Alejandro Hope.

Consideró que el arribo del partido Morena generó una tendencia "destructiva de las relaciones de poder ahí presentes", pues recordó que este partido emergente basó su crecimiento en capturar cuadros y estructuras de otros partidos.

Precisó que si bien en la década de 1990 sí hubo un cartel de las drogas asentado en Oaxaca, en este momento "la actividad del crimen organizado se ubica principalmente en la zona norte del estado de Oaxaca, vinculándose con el huachicoleo (robo de combustibles) y en el tráfico de personas".

El gobernador Murat ha reiterado en varias ocasiones que "Oaxaca está en paz".

Aunque desde el primero de enero a la fecha, el asesinato de políticos ha enrarecido el ambiente, poniendo en entredicho el nivel de seguridad en este turístico estado.

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