Papa Francisco canoniza a “niño cristero” mexicano

José Sánchez del Río compartió la elevación a los altares con el “cura Gaucho”

El papa Francisco proclamó santo el domingo al mexicano José Sánchez del Río (1913-1928), conocido como el "niño cristero", asesinado a los 14 años durante la revuelta contra los católicos, durante una ceremonia en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.

El pontífice utilizó, como es habitual, la fórmula en latín para proclamar la santidad del joven y pedir que fuese inscrito en los libros de los santos de la Iglesia.

Durante la ceremonia ante decenas de miles de personas también se proclamaron otros seis santos, el argentino José Gabriel del Rosario Brochero, conocido como el "cura Gaucho"; el obispo español Manuel González García; dos sacerdotes italianos, Lodovico Pavoni y Alfonso Maria Fusco y dos religiosos franceses, Salomone Leclercq y Elisabetta Catez.

El prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato, acompañado de los postuladores que en el caso de "Joselito" fue el español Fidel González, presentó a Francisco la petición de canonización y leyó una breve biografía de cada uno.

Luego, el Papa pronunció la fórmula en latín: "En honor de la Santísima Trinidad, por la exaltación de la fe católica y el incremento de la vida cristiana, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo y de los santos apóstoles Pedro y Pablo, después de haber reflexionado largamente e invocado la ayuda divina, y escuchando el parecer de muchos de nuestros hermanos obispos, declaramos santos a los beatos".

Y continuó: "Y le inscribimos en el Catálogo de los Santos, y establecemos que en toda la Iglesia sean devotamente honrados entre los santos".

Después se llevó hacia el altar las reliquias de los nuevos santos, que en el caso del joven mexicano es un fragmento de la clavícula y que fueron llevadas por un chico de Sahuayo de 15 años, Jesús Eduardo Gálvez y por Mauricio Kuri, el actor que interpretó a Joselito en la película "La Cristiada".

Mientras que durante la misa, las ofrendas las llevará Xímena Guadalupe Magallon Gálvez, la niña que se curó por intercesión de Joselíto y que fue considerado el segundo milagro para poder ser canonizado.

Sánchez del Río es considerado uno de los mártires de la Guerra Cristera (1926-1929), conflicto en el que murió a los 14 años y por el que es considerado un ejemplo de fe, en especial en su región natal, en el centro del país. Nacido el 28 de marzo de 1913 en la ciudad de Sahuayo (estado de Michoacán), Sánchez del Río será nombrado santo después de que el papa Francisco firmara, el pasado enero, el decreto con el que reconocía un milagro por su intercesión.

El milagro que se le atribuye es el de sanar a Ximena Guadalupe Magallón Gálvez, una niña que nació el 8 de septiembre de 2008 en Estados Unidos y un mes después sus padres la llevaron a vivir a Sahuayo. La pequeña enfermó al poco tiempo y se le diagnosticó un 90 por ciento de muerte cerebral, pero después de ser desconectada sobrevivió.

Según el testimonio que la madre de la niña, Paulina Gálvez, compartió en las redes sociales del Templo San José Sánchez del Río, en Sahuayo, durante el tiempo en el que la niña estuvo enferma ella fue a misa "todos los días para pedirle a Dios y a Joselito" que intercedieran por la bebé e "hicieran el milagro". El joven Sánchez del Río mostró su interés por participar en la Guerra Cristera, diciendo a su madre que "nunca había sido tan fácil ganarse el cielo", después de que su hermano Miguel decidiera alistarse en las filas de los llamados "cristeros".

Dicha guerra civil, que causó miles de muertos en el país, nació por la confrontación entre la Iglesia mexicana y el Gobierno del presidente Plutarco Elías Calles, debido a una ley que reforzaba la separación entre el Estado y la Iglesia y que limitaba las actividades de los religiosos.

De acuerdo con lo relatado en el portal web del Vaticano, a Sánchez del Río no le permitieron ejercer como soldado, pero sí permaneció en los campamentos en Michoacán de los "cristeros", donde animaba a sus compañeros y dirigía el rezo del rosario.

A principios de febrero de 1928 fue hecho prisionero y la tarde del día 10 de ese mismo mes fue sacado de un templo de su localidad natal, desde el cual le hicieron caminar hasta el cementerio con la piel de los pies arrancada. El niño, según cuenta la tradición, proclamaba durante el camino "¡Viva Cristo Rey!" y "Viva la Virgen de Guadalupe", frases que se convirtieron en sus últimas palabras. Sánchez del Río fue apuñalado repetidas veces y un militar le disparó en la cabeza.

El 20 de noviembre de 2005, la Iglesia beatificó en la ciudad de Guadalajara a Sánchez del Río junto con otros 12 "mártires" de la Guerra Cristera, entre ellos el presbítero español Andrés Solá Molist (1895-1927) y los mexicanos José Anacleto González Flores (1888-1927) y José Dionisio Luis Padilla Gómez (1899-1927). El entonces papa Benedicto XVI aseveró que todos ellos fueron asesinados "por odio a la fe", y que eran "cristianos activamente comprometidos con la defensa de la libertad religiosa y de la Iglesia".

En el caso de Brochero, es el primer santo argentino reconocido como tal, pues nació, desarrolló su actividad y murió en ese país, ya que el primer santo oficializado por el Vaticano y nacido en Argentina es san Héctor Valdivielso Sáez, también conocido como san Benito de Jesús (1910-1934), que a los cuatro años fue llevado por sus padres a España.

El primer milagro de Brochero admitido por la Santa Sede fue el de Nicolás Flores, quien, cuando tenía solo once meses, se recuperó de un accidente de tráfico que le dejó en estado vegetativo. Será Nicolás quien llevará las ofrendas, junto con sus padres, durante la ceremonia de mañana. El segundo milagro, que hace posible la canonización, es la recuperación de una niña de la norteña provincia de San Juan que estuvo al borde de la muerte tras ser brutalmente golpeada.

Nacido en Villa Santa Rosa, Córdoba, el cura Brochero desarrolló su labor misionera en una amplia zona de las serranías de esa región argentina, donde se desplazaba a caballo o en mula y hablaba con la gente de campo, los gauchos, en su misma lengua. Fue "un verdadero pastor con olor a oveja", en palabras del papa Francisco.

Para esta ceremonia han llegado miles de argentinos, sobre todo de Córdoba, y una delegación oficial encabezada por el presidente Mauricio Macri, junto a su esposa y sus hijas, y la canciller, Susana Malcorra.

Derechos de autor TLMD NATN - Noticiero Nacional
Contáctanos