Para el gobierno estadounidense, disminuir el número de cruces de migrantes en sus fronteras es un logro.
"Continuaremos tomando pases sobre la inmigración legal e ilegal", dijo Sean Spicer, portavoz de la Casa Blanca.
Pero de este lado, donde miles arriesgan su vida por llegar al vecino país del norte, significa el reflejo de la pesadilla que todos los días viven.
"Prefiero estar acá en México que se gana bien y la vida es más tranquila", dijo Rolando Romero Sandoval, migrante guatemalteco.
Rolando forma parte de un grupo de migrantes centroamericanos que soñaban con llegar a territorio estadounidense, pero ante la situación se dieron por vencidos en Oaxaca.
Acudieron ante el Instituto Nacional de Migración a buscar refugio, y lo consiguieron argumentando que un grupo armado los asaltó en el camino, poniendo en riesgo su vida.
"De un sueño pasamos a esta pesadilla. De esta pesadilla despertamos", dice José Ramírez Rojas, migrante salvadoreño.
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Muchos otros como ellos aspiran también a quedarse en México, pues no quieren volver a sus comunidades de origen y han descartado llegar a su meta.
Según las leyes mexicanas, cualquier persona, independientemente de su nacionalidad, puede solicitar refugio y asilo, siempre y cuando demuestre que su vida corre algún riesgo.
Elain y Marco buscarán instalarse en Tamaulipas. Hace unos días lograron cruzar hacia Estados Unidos, pero desistieron de su plan luego de que les dijeron que los separarían de su bebita.
"Le expliqué que mi hija era una lactante, aun así él no lo entendió, me dijo que no, que no me garantizaba nada, que la niña iba a ser llevada al Departamento de Niños y Familia, y que yo iba a estar en una cárcel", recuerda Elaine Miranda, migrante cubana.
Al igual que ellos, decenas de cubanos decidieron quedarse en México y convertirse en parte de las cifras que indican que el gobierno de Donald Trump logró bajar en un 40% el ingreso de migrantes sin documentos.
