La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) autorizó la administración de una tercera dosis de las vacunas de Pfizer y Moderna a las personas inmunodeprimidas.
Se trata de un "grupo pequeño" de personas, formado por receptores de trasplantes de órganos o "aquellos a quienes se les diagnostica condiciones que se considera que tienen un nivel equivalente de inmunodepresión".
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La FDA enmendó sus autorizaciones de emergencia para estas dos vacunas para que pueda administrarse esta tercera dosis, que aún no están formalmente aprobadas aunque se utilizan desde diciembre de 2020.
"Después de una revisión exhaustiva de los datos disponibles, la FDA determinó que este grupo pequeño y vulnerable puede beneficiarse de una tercera dosis de las vacunas Pfizer-BioNTech o Moderna", indicó la comisionada de la FDA, Janet Woodcock.
En medio de esta nueva ola de la pandemia que está afectando a Estados Unidos, el "riesgo particular de contraer una enfermedad grave" que corren las personas inmundoprimidas dada su capacidad reducida de combatir infecciones es muy alta.
Para el resto de personas fuera del grupo de las inmunodeprimidas y que están vacunadas con la pauta completa, la FDA subrayó la comisionada de la FDA que siguen "adecuadamente protegidas y no necesitan una dosis adicional de la vacuna COVID-19 en este momento".
Local
Eso aviso llega cuando se ha destapado que algunas personas están aprovechando la falta de controles rigurosos para ponerse una tercera dosis sin que esté aprobado ni recomendado por las autoridades.
Estados Unidos se une a otros países que han anunciado que en las próximas semanas empezarán a administrar una tercera dosis a población de riesgo.
Eso pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió la semana pasada a los países ricos una moratoria global a una tercera dosis para que haya vacunas suficientes para inmunizar al menos al 10% de la población de cada país, y proteger a quienes están en riesgo de desarrollar una enfermedad grave y morir.
Según los datos oficiales de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, un 59.2% de los estadounidenses ha recibido al menos una dosis de vacuna, y un 50.2% la dosis completa.
Se trata de unos porcentajes bajos para un país que cuenta desde hace meses con vacunas suficientes para toda su población pero que se ha topado con escepticismo y rechazo por parte de algunos sectores, especialmente minorías raciales y conservadores.