Dos rabinos de origen argentino, uno aquí, en Aventura, y el otro en Buenos Aires, reunieron 100 mil dólares e insumos médicos para donarlos a dos centros judíos transformados en refugios, en Polonia. Por día asisten a unos 5 mil ucranianos, cuando su capacidad regular hasta la guerra era para mil personas. Conversamos con los dos religiosos antes de su viaje y cuando llegaron a Cracovia
Desde Buenos Aires, Fabián Skornik nos explicó el espíritu de esta iniciativa, dice:
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“La idea es estar presente donde se nos necesita, donde haya alguien sufriendo y que requiera ayuda donde podamos estar, y ahí vamos”.
El rabino Guido Cohen es de la comunidad Aventura Turnberry Jewish Center”. En Miami, antes de subir al avión con destino a Cracovia, nos contó de otras importantes donaciones que llevan además del dinero.
“Material médico. Un tipo de vendaje de grado militar que para las hemorragias cuando alguien es atacado por bombas, balas o misiles, y estamos llevando una cantidad muy grande”.
Ya en Cracovia, esta mañana el rabino Skornik llegó a la comunidad judía donde reciben ropa, alimentos y medicinas. Ademas les pagan habitaciones de hotel a 240 refugiados.
“Hay un sector dedicado a la ropa, otro a los pañales y uno a la comida. Para que la gente pueda pasar y elegir, no para que se sientan humillados sino para sentir que están en un supermercado y toman las cosas que necesitan. La gente que esta acá vive de lo que le dan”, dice Fabián.
Local
Por ese centro pasan cada día unas mil personas que buscan insumos, como Dasha, que durante el contacto con el rabino Skornik, nos contó que escapó de Járkov.
En otro punto de Cracovia y durante el traslado a otro centro de refugiados, el rabino cohen nos dijo que la ayuda les llega a todos por igual.
“No le preguntamos a nadie cual es su origen, cuál es su fe, su religión. Es algo que no importa. Donde hay un rostro humano que muestra la cara de la necesidad estarán nuestras manos ofreciendo generosidad”, dice Guido.
Y a toda hora hay ucranianos que cruzan la frontera sin tener un lugar específico donde ir.
“En este momento en el bus, con nosotros, aunque no te los puedo mostrar porque son muy estrictos con el tema de privacidad, hay dos refugiados, Anatoly e Irina que cruzaron la frontera desde Levov y se subieron a nuestro bus”, dice Guido.
Ellos necesitan saber que al mundo les interesa lo que les sucede, dice el rabino Skornik. Que hay una mano tendida para una caricia, mirarlos y decirles que no están solos.
“Esto nos une a todos porque el dolor no tiene fronteras”, dice Fabián.
Mañana el recorrido solidario de estos dos rabinos hispanos seguirá por Varsovia, otra de las ciudades que alberga a gran cantidad de refugiados, más de 2 millones en toda Polonia.
