Mientras en Venezuela más de 1,500 personas permanecen detenidas por razones políticas, en el exterior la diáspora continúa alzando su voz en defensa de los presos y exigiendo soluciones para quienes aún no han podido regularizar su situación migratoria.
El caso de Filadelfia González, dirigente política de Vente Venezuela, refleja la realidad de cientos de opositores perseguidos. Desde la clandestinidad, denuncia la represión del régimen de Nicolás Maduro y exige justicia para su primo, encarcelado junto a muchos otros activistas.
Noticias de Florida 24/7 en Telemundo 51.

"Cada una de estas fotos es una historia de sufrimiento, de familias separadas y de una nación convertida en una prisión", expresó Carolina Guanipa, familiar de un detenido.
Los testimonios de familiares y activistas describen un patrón de persecución y tortura contra los presos políticos en Venezuela.
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"Maira está en un hospital, víctima de torturas. Esta es la democracia de la que habla el régimen de Maduro", denunció Ramón Martínez, señalando las condiciones inhumanas que enfrentan los detenidos.
Desde el exilio, organizaciones como Comando con Venezuela catalogan la situación como un secuestro de Estado.
"Estas personas están retenidas simplemente por querer un país libre", afirmó Gustavo Sánchez, activista de la organización.
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La crisis no solo afecta a los presos. La falta de libertades y oportunidades en el país ha llevado a millones a huir. Zulema Menéndez, otra exiliada, lo describe con crudeza:
"Como mismo están los presos en las cárceles, Venezuela se ha convertido en una gran prisión para quienes aún viven bajo el régimen."
A la preocupación por los presos políticos se suma la incertidumbre de cientos de miles de venezolanos en EE.UU., quienes aún no han logrado regularizar su estatus migratorio.
"No hay libertad con presos políticos, ni hay posibilidad real de retorno a Venezuela", enfatizó Nely Argüello, activista por los derechos de los migrantes.
El gobierno de Donald Trump se encuentra en el centro del debate. Exiliados en Miami han solicitado apoyo de la administración republicana, temiendo la reactivación de vuelos de deportación a Venezuela en los próximos 30 días, tras un acuerdo con el régimen de Maduro.
"El problema de Venezuela está en Miraflores. Mientras Maduro siga en el poder, no hay retorno seguro para los exiliados", advirtió Rita Sánchez, quien pidió a la comunidad internacional seguir presionando al régimen.
El gobierno de Venezuela, por su parte, ha intentado proyectar una imagen de apertura al aceptar la devolución de migrantes deportados e incluso proponer un programa de préstamos para quienes regresen. Sin embargo, muchos en el exilio ven esto como un intento de lavado de imagen más que una solución real.
Ante este panorama, líderes del exilio venezolano en Miami han intensificado sus gestiones con congresistas del sur de Florida para interceder por los migrantes y evitar deportaciones masivas.
"No todos los venezolanos son parte de grupos criminales como el Tren de Aragua. La mayoría son gente de bien. Apoyamos que se evalúe cada caso individualmente", sostuvo José Prusza, coordinador de Comando con Venezuela en Miami.
Mientras tanto, la lucha por la libertad en Venezuela y la estabilidad de sus migrantes en el exterior sigue siendo un desafío latente. El destino de miles de personas está en juego, entre la represión de un régimen y la incertidumbre de un futuro en el exilio.