El emblemático Puente de Siete Millas, en los Cayos de Florida, fue escenario de una dramática persecución que tuvo lugar la tarde del 26 de noviembre. Lo que comenzó como una infracción de tránsito se convirtió rápidamente en un peligroso incidente que puso en riesgo la vida de varios conductores y desató un operativo policial de alto riesgo.
El suceso comenzó cuando un oficial de tráfico detectó una camioneta Dodge Ram desplazándose a 70 millas por hora en una zona donde el límite era de 45. Al encender las luces y la sirena para detener al conductor, este ignoró las señales y aceleró, iniciando una persecución a alta velocidad en dirección norte.
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El conductor, identificado como Joshua Seth Lapidus, de 34 años, llegó a superar las 100 millas por hora, maniobrando imprudentemente entre el tráfico. Según el informe policial, Lapidus puso en peligro a otros automovilistas, invadiendo el carril contrario y obligando a varios vehículos a desviarse hacia los bordes de la carretera.
La persecución llegó a su punto culminante en el Puente de Siete Millas, una de las estructuras más icónicas y transitadas de los Cayos. En un acto inesperado, Lapidus detuvo repentinamente la camioneta, salió del vehículo y se lanzó al agua en un intento por escapar de las autoridades.
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No pasó mucho tiempo antes de que la unidad marítima de la Oficina del Sheriff del Condado de Monroe respondiera al incidente. Los agentes lograron detener al sospechoso mientras nadaba en las aguas cercanas al puente.
Durante su detención, el hombre alegó que creía que la camioneta en la que viajaba había sido robada, aunque las autoridades no confirmaron esta afirmación.
Por otro lado, la pasajera que lo acompañaba declaró que conocía al conductor únicamente por el nombre de "Joshua" y que estaba como copiloto sin entender por qué decidió huir de las autoridades.
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Tras ser arrestado, Lapidus enfrentó dos cargos menores y tres delitos graves relacionados con las múltiples infracciones de tránsito y el riesgo al que expuso a los demás conductores. La fianza establecida por el tribunal del Condado de Monroe ascendió a 105,000 dólares.