El periodista cubano Max Lesnik falleció en la ciudad de Miami, según confirmó Gerardo Hernández Nordelo, exespía de la Red Avispa y actual coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).
"Acaba de fallecer en Miami el patriota Max Lesnik, protagonista o testigo de no pocos capítulos de nuestra historia. Las más sentidas condolencias a sus familiares y amigos", expresó Hernández Nordelo a través de sus redes sociales.
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Nacido en 1930 en Camajuaní, Villa Clara, Lesnik se involucró desde joven en la política cubana como miembro de la Juventud Ortodoxa, un movimiento liderado por Eduardo Chibás que se oponía a la corrupción en el gobierno de la época. Fue en este contexto donde conoció a Fidel Castro, con quien estableció una relación que, aunque tuvo altibajos, marcaría su trayectoria posterior.
Opositor al golpe de Estado de Fulgencio Batista en 1952, Lesnik apoyó la lucha revolucionaria, pero tras la llegada de Castro al poder en 1959, comenzó a distanciarse del rumbo que tomaba el nuevo gobierno. En 1961, decidió exiliarse en Miami, una ciudad que se convirtió en el epicentro del exilio cubano.
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En 1968, Lesnik fundó en Miami la revista "Réplica", una publicación que abogaba por la normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos y defendía posturas favorables al gobierno cubano. Esta línea editorial le granjeó una feroz oposición dentro de la comunidad exiliada, lo que lo convirtió en blanco de ataques.
Desde entonces, Lesnik asumió un papel en el activismo a favor de la dictadura cubana. Lideró la Alianza Martiana, una organización que promovió el fin del embargo estadounidense a Cuba y acusaba a Washington de injerencismo en la política cubana. Sus frecuentes viajes a Cuba y sus encuentros con altos funcionarios del régimen castrista lo convirtieron abuertamente en un aliado del gobierno de La Habana.
Para La Habana fue un periodista comprometido con la paz y la reconciliación entre Cuba y Estados Unidos; para el exilio un propagandista del castrismo. Su antiguo compañero de lucha Huber Matos, expreso político que cumplió 22 años de cárcel en la isla, declaró en 2007: "Fue un luchador que terminó vendiéndose al castrismo. No sé a qué precio, pero ya es un colaborador de los hermanos Castro".
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Su muerte cierra un capítulo de la historia del exilio cubano, un capítulo marcado por la confrontación de visiones irreconciliables sobre la isla y su destino.