Pero el Miami Seaquarium sigue abierto y desafía el plazo que le había impuesto el condado para desocupar el lugar y evitar un desalojo.Sin camiones de mudanza a la vista, el Miami Seaquarium recibió la orden de desalojo formal pero desafía al condado con una demanda de 35 millones de dólares.
El condado de Miami-Dade ha tomado la decisión de entregar el aviso de desalojo a The Dolphin Company, poniendo fin a su controvertida administración del emblemático Miami Seaquarium. Esta medida marca el inicio de una nueva era para un lugar que, durante décadas, ha sido sinónimo de entretenimiento y educación para millones de visitantes.
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La decisión fue anunciada hoy mediante una declaración conjunta de la alcaldesa del condado, Daniella Levine Cava, y la comisionada Raquel Regalado. Las autoridades han dejado claro que los motivos para rescindir el contrato de arrendamiento siguen vigentes, motivados por la imperiosa necesidad de garantizar la seguridad y el bienestar de los animales que actualmente se encuentran bajo el cuidado del parque acuático.
EDuardo Albor, Presidente de “The Dolphin Company”, dice: "Deja que la corte decida, el único que puede dar la orden es un tribunal".
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"El condado sigue creyendo que los motivos para rescindir el contrato de arrendamiento todavía están presentes para garantizar la seguridad y el bienestar de los animales que actualmente están bajo su cuidado", enfatizaron las funcionarias en su comunicado conjunto.
The Dolphin Company, cuyo contrato de arrendamiento expiró oficialmente el pasado domingo 21 de abril, deberá enfrentar ahora el desafío de desalojar las instalaciones de manera segura y ordenada, especialmente en lo que respecta al manejo y cuidado de los animales bajo su tutela. Las autoridades han dejado claro que esperan que la empresa tome las medidas necesarias para facilitar esta transición, pero también han advertido que, de no hacerlo, el condado procederá con el proceso de desalojo en los tribunales.
Esta encrucijada legal y administrativa no es más que el reflejo de un conflicto más profundo que ha dividido a la comunidad miamense durante años. Por un lado, se encuentran aquellos que defienden la preservación del Miami Seaquarium como un ícono cultural y turístico, un legado que ha deleitado a generaciones de visitantes. Por otro lado, están los defensores de los derechos de los animales, quienes han denunciado incansablemente las condiciones en las que se encuentran los ejemplares cautivos y han exigido un cambio radical en la forma en que se gestionan estos espacios.