Más de cien residentes del Parque de Casas Móviles Palm Lakes, en el noroeste de Miami-Dade, han pasado la mayor parte del año luchando contra un desalojo inminente. Para muchos de ellos, que han vivido allí durante décadas, el desalojo no solo representa perder sus hogares, sino también quedarse sin alternativas viables en un mercado de alquileres cada vez más inaccesible. Ayer, con determinación y un creciente sentido de comunidad, llevaron su caso ante la Comisión del Condado de Miami-Dade.
El parque de casas móviles, ubicado en la Avenida 27 del Noroeste y la calle 76, se ha convertido en el epicentro de la resistencia de los residentes, quienes se niegan a rendirse. La primera fecha límite para desalojar sus hogares ya pasó el 22 de junio, pero muchos han logrado ganar tiempo gracias a protestas, apoyo legal y la solidaridad entre vecinos.
Desde el 25 de enero, cuando recibieron la notificación de desalojo, los residentes han vivido en constante incertidumbre. La única compensación ofrecida fue de 1,500 dólares, una suma insuficiente para encontrar un nuevo lugar donde vivir en el mercado actual.
Alberto del Toro, un hombre de 71 años que ha llamado a Palm Lakes su hogar durante 28 años, expresó la desesperación que comparten muchos de sus vecinos: "¿Qué voy a hacer, dónde me voy a meter? Empezar de nuevo a mi edad no es fácil", dijo con resignación.
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Otros, como Alvin Fernando Rodríguez, que ha sido inquilino durante años, también enfrentan la misma preocupación. Con los altos costos de alquiler en Miami-Dade, mudarse es un desafío casi imposible para muchos. "Nos dicen que tenemos que desalojar y buscar una casa, pero una casa cuesta 4 mil o 5 mil dólares. No tenemos trabajos estables, especialmente los inmigrantes", comentó Rodríguez, subrayando la precariedad de su situación.
Los residentes reconocen que el dueño del terreno tiene el derecho legal de desalojarlos, pero eso no disminuye su sufrimiento. "Sabemos que esa tierra no es nuestra, es de él. Pero le pedimos que se agarre el corazón, que no nos saque así. Tenemos niños, ancianos", suplicó Verónica Barahona, otra residente afectada.
Mientras el conflicto se prolonga, el parque de casas móviles ha caído en el abandono, agravando las ya difíciles condiciones de vida. Mylka Jiménez, dueña de una casa móvil en Palm Lakes, expresó su frustración ante la falta de mantenimiento: "Antes recogían la basura tres veces por semana. Ahora no lo están haciendo, y eso está trayendo enfermedades", explicó, poniendo en evidencia el deterioro del lugar.
Local
Con humildad y valentía, varios residentes han llevado su situación directamente al gobierno del condado, buscando ayuda y comprensión. Uno de ellos, que está en tratamiento de cáncer, pidió apoyo ante la Comisión del Condado y la alcaldesa: "Hay días que no puedo trabajar. Les pido que nos ayuden", suplicó ante las autoridades.
La única opción que tienen los residentes es seguir luchando por el que, para muchos, es el único hogar que han conocido durante décadas. La resistencia ha tomado forma no solo en protestas y peticiones, sino también en la búsqueda de ayuda legal gratuita. La oficina de la alcaldesa de Miami-Dade confirmó que varios servicios legales están representando a los residentes, brindándoles una oportunidad de prolongar su permanencia mientras intentan encontrar una solución definitiva.
La situación de los residentes del Parque Palm Lakes es un reflejo de los problemas que enfrenta un número creciente de personas en Miami-Dade, donde los precios del alquiler continúan disparándose y las opciones de vivienda asequible se están agotando.
Si usted o alguien que conoce está en una situación similar, puede contactar servicios legales gratuitos a través de las líneas de apoyo del condado. Las autoridades locales continúan monitoreando este caso, que podría sentar un precedente en la lucha por la vivienda en la región.
Contacto para apoyo: 305-349-7867