Mala noticia para familia de cubana que supuestamente había aparecido tras naufragio

Les habían dicho que estaba viva en un centro de detención de Bahamas.

Telemundo

Los familiares de una cubana desaparecida en aguas de Bahamas se llenaron de esperanza cuando, según ellos, les dijeron que estaba viva en un centro de detención de ese país. La alegría les duró menos de 48 horas, pues la persona con la que hablaron en un centro de detención en Bahamas, que les dijo que estaba viva y detenida, ahora dice que se equivocó.

“Ahora de repente se acuerda de mi llamada, pero me dice que se equivocó, que no es ella, que me dio el informe mal, que pensó que era otra persona. Y me dijo: tranquila que ella está aquí, le pregunté, ¿la tienen en unión con hombre y mujeres? Y me dijeron que estaba en el inmigración holding area”, dice Ileana Pérez, prima de la mujer.

Se trata de Adriana María Consuegra Caro. Ella iba en la embarcación que, según las autoridades bahameñas, se volcó cerca de Cayo Sal el 4 de marzo. La guardia costera de ese país rescató a 12 con vida y a una persona fallecida. Hasta la fecha, no hay pistas oficiales sobre ella.

La familia sigue aferrada a la idea de que Adriana está con vida.

“Destrozado, porque necesitamos saber si mi esposa está o no está ahí”, dice el esposo de Adriana.

“Están cubriendo, no quieren que salga a la luz que hubo ese accidente y esa lancha se hundió o la hundieron”, dice la prima. “Me siento traicionada, dolida, que hay un control en el gobierno de las Bahamas, controlado por Cuba”, agrega.

 El régimen cubano dijo que atraparon al lanchero y que están en cooperación con el gobierno de Bahamas. El 14 de marzo, Cuba suspendió la búsqueda de los más de 10 desaparecidos.

“Que nos digan si están vivos o muertos, aquí está, presa, muerta”, dice la prima.

 Ambos familiares buscaron al abogado de inmigración Eduardo Soto, para evitar que la deporten a Cuba en caso de que, efectivamente, esté en Bahamas.

“Nosotros estamos preparando una visa humanitaria para que esta dama venga, al igual que estamos poniendo una petición para su esposo, que es residente permanente”, dijo Soto.

“Yo quería ir el 14 de febrero. Le tenía muchos regalos comprados. No pude ir por el covid, y los planes de vivir aquí en un futuro”, dice el esposo.

 Un futuro que cada día que pasa es más oscuro. Ellos desean que les permitan hablar con los sobrevivientes, con los que la comunicación ha sido bastante limitada.

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