Madre es deportada a Honduras tras perder a sus hijas en un incendio

Han pasado casi 4 años del fatídico incendio que cobró la vida de las dos hijas de Yosselin Melendez y ella aun sigue distanciada del único hijo que le sobrevive.

Telemundo

"Aunque se que son ángeles y están en el cielo aquí en la tierra las extraño y mucho", dice entre lágrimas la madre hondureña deportada a tras perder a sus dos hijas en un incendio en Pompano Beach hace ya varios años.

Han pasado casi 4 años del fatídico incendio que cobró la vida de las dos hijas de Yosselin Melendez y ella todavía dice que "las extraña demasiado y jamás yo hubiese querido que todo esto pasara, nunca me imaginé que esto iba sucederme, nunca quise haberlas perdido".

Las pequeñas Sofía, de 5 años, y su hermanita Abigail, de 5 meses, se quedaron al cuidado de su tía de 17 años que -según el reporte policial- las dejó solas en la casa mientras fue a buscar leche con el hermanito de las niñas.

"Hasta ahora llevó el dolor más grande en mi corazón que una madre pueda tener", dice Melendez, quien tras la tragedia fue condenada a dos cargos de homicidio agravado, porque ella tenía la custodia de las pequeñas.

Pero cuando cumplió más de un año en prisión, fue deportada a Honduras de donde había salido huyendo luego que las maras asesinaron a su madre.

"Veo injusto que esté en Honduras cuando he perdido lo único que tenía: mis hijos. Sólo tengo un niño y estoy separada de él", precisa con la cara cubierta de lágrimas.

Para el abogado de inmigración, Rolando Vazquez, "es posible que (ella) sea elegible para un beneficio que no analiza este tipo de antecedentes".

Desde la distancia su mensaje es muy claro: "A mi hijo que lo amo y lo extraño con todo mi corazón, si no estoy con él no es porque no quiera sino porque las dificultades de la vida fueron estas, lo amo y lo extraño muchísimo".

Para Melendez la herida de no haber despedido a sus pequeñas aún sigue abierta. "Por más que les lloré y supliqué que me llevaran no fue así, vivo con el trauma que ni siquiera les pude decir adiós".

"Las seguiré amando con el amor más sincero del mundo, el amor de madre", dice la madre hondureña, mientras su niño de ahora 5 años vive aquí en Florida con su papá.

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