La mamá de Nicole Langesfeld contó a corazón abierto su dolor. Acompañada por Pablo, su esposo, así llega Andrea a este primer año sin su hija Nicky.
“Me gustaría haberme ido con mi hija. Porque estoy como en piloto automático en la vida. Estoy, pero no estoy”.
Pero sigue adelante por los suyos, por quienes la sostienen y no la dejan caer.
“Tengo a mi marido. A mi otro hijo, y no tengo opción”, dice Andrea.
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Ellos dicen estar a la espera de un juicio penal que determine quiénes fueron los responsables del colapso del edificio, pero hay una pregunta que resuena una y otra vez en esta familia.
“Como que se murió en un edificio derrumbado. Eso no pasa. Mi cabeza no relaciona el evento todavía”.
Y las respuestas que esperan, aseguran los Langesfeld, aún no llegan.
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“Y creo que toda explicación es un proceso en el duelo para tener cierres. Y nosotros no podemos ir por ese proceso. No sabemos si al final del camino vamos a tener un cierre”, dice la madre.
“Lo que no vemos nosotros, como víctimas, una urgencia para que esto no vuelva a pasar, para que se cambien las leyes”, dice Pablo.
Insisten en que no abandonen la búsqueda entre las toneladas de escombros y hierros retorcidos del edificio, apilados en un terreno cercano al aeropuerto de Miami.
“Ahí esta parte del cuerpo de mi hija. A mí no me importa lo material. A mi hija se la absorbió la tierra”.
“Nosotros tuvimos que firmar papeles diciendo que no tenemos el cuerpo entero, y acá mismo esta. Entonces da mucho dolor ver esto”, dice el hermano de Nicky.
“Cuando piensas que das un paso adelante tienes que dar dos atrás. No se termina nunca”, dice la madre.
Y por sobre todas las cosas, convivir con la ausencia de Nicky.
“Yo todas las mañanas me levanto y me pregunto por qué. Te arrancaron el corazón”, dice la madre
Andrea y Pablo me dijeron que en las 3 semanas posteriores al derrumbe mucha gente se le acercó, pero después se quedaron solos, y tienen que lidiar con trámites burocráticos que nadie les resuelve.
