Una tarde que prometía ser tranquila en una comunidad residencial de Doral estuvo a punto de convertirse en una tragedia. Pero gracias a una respuesta policial rápida y decidida, una vida se salvó. La pequeña Keilanys Guayapero, de apenas dos años, fue rescatada tras caer a una piscina y perder el pulso. Hoy, sus padres la abrazan con gratitud y sus rescatistas la recuerdan como símbolo de esperanza.
Las imágenes de la cámara corporal de la oficial Ysabella Valdes son contundentes: la agente corre con urgencia hacia la zona de la piscina mientras pide paso con voz firme y al mismo tiempo ansiosa. La niña estaba inerte, morada, sin señales de vida. Había sido sacada del agua por su padre, Kevin Guayapero, quien apenas podía sostenerse en pie. "Perdí la conciencia, estaba desesperado", confesó más tarde. "Le doy gracias a Dios y a este país. Fue un milagro".
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La llamada al 911 llegó a las 7:00 de la noche del sábado. “La alerta era clara: un bebé no estaba respirando”, explicó el jefe de la Policía de Doral, Edwin López. “Nuestros oficiales llegaron en apenas dos minutos. La niña estaba fuera del agua y comenzaron de inmediato las maniobras de reanimación”.
Según el relato del padre, todo ocurrió en cuestión de segundos. Keilanys estaba sentada en el extremo poco profundo de la piscina comiendo sandía. Su padre se distrajo brevemente al escuchar que otro niño había tenido un accidente en el agua. Fue entonces cuando la niña se deslizó hacia el área más honda. "Cuando volteé ya estaba dentro, la saqué rápido, pero no reaccionaba", relató entre lágrimas.
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Mientras él gritaba pidiendo ayuda, varios vecinos se acercaron y llamaron a emergencias. Fue entonces cuando la oficial Valdes, junto a otros compañeros, tomó el control de la escena. "Es increíble verla hoy, sonriendo", dijo la agente. “Saber que contribuimos a salvarle la vida es una de las mayores satisfacciones de mi carrera”.
La tía de la niña, Giovanna Blanco, no pudo ocultar su emoción. “Estoy muy agradecida con Dios y con todos ustedes. La decisión rápida que tomaron hizo la diferencia. Es maravilloso su trabajo, Dios los bendiga”.
El reencuentro entre los oficiales y la pequeña Keilanys se dio días después del incidente. En medio de abrazos, sonrisas y lágrimas contenidas, los héroes uniformados pudieron ver el impacto real de su labor. La niña, con una energía renovada, los recibió sin saber que su historia ya había marcado a toda una ciudad.
Local
Lo que ocurrió en esa piscina no es un caso aislado. Los accidentes por ahogamiento siguen siendo una de las principales causas de muerte en niños pequeños en el sur de Florida. Pero esta historia tiene un final distinto, gracias a una cadena de respuesta que funcionó como debía.
En palabras del jefe López: “Cada segundo cuenta. Y en este caso, esos segundos salvaron una vida”.