En un modesto apartamento del cuarto piso en Santa Lucía, Minas de Matahambre, Pinar del Río, un joven de 19 años llamado Dayan Sotolongo afronta cada día con valentía y determinación, a pesar de las adversidades que la vida le ha deparado. Su sueño más preciado es poder llevar una existencia plena, formando algún día su propia familia, un anhelo que parece lejano debido a una afección médica que ha mermado su calidad de vida desde la temprana edad de 12 años.
Dayan padece de linfedema en ambas extremidades inferiores, una dolencia crónica que ha representado un sinfín de dificultades para este impetuoso cubano. A pesar de haber buscado incansablemente ayuda médica en su país natal, los profesionales de la salud locales no han logrado brindarle un diagnóstico certero ni un tratamiento efectivo que alivie su padecimiento.
Pero las pruebas a las que se ha visto sometido Dayan van más allá de su compleja condición física. A la corta edad de cinco años, perdió a su madre, y hace apenas un año y medio, el COVID-19 le arrebató también a su progenitor, dejándolo huérfano y sin el apoyo familiar que tanto necesitaba para enfrentar su enfermedad.
En un acto desesperado por encontrar una solución, Dayan publicó un conmovedor video en las redes sociales narrando su situación y suplicando ayuda. Su llamado no cayó en saco roto, pues representantes del Partido Comunista de Cuba y médicos locales acudieron a visitarlo, aunque lamentablemente aún no se ha logrado un avance significativo en su caso.
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No obstante, un rayo de esperanza ha iluminado el camino de este joven batallador. El doctor Brandon Díaz, Cirujano Vascular del HCA Florida Kendall Hospital, ha enfatizado la necesidad de que Dayan reciba tratamiento especializado, algo que dista de la realidad cubana actual.
Afortunadamente, se han identificado centros de salud en Estados Unidos y España dispuestos a estudiar detenidamente el caso de Dayan y brindarle la atención médica que tanto requiere, lejos de las limitaciones que enfrenta en su tierra natal.
La generosidad de decenas de personas que han donado fondos para costear su viaje y tratamiento se ha convertido en un bálsamo de esperanza para este joven cubano, cuya resiliencia ante la adversidad es verdaderamente admirable.
Local
La conmovedora historia de Dayan Sotolongo pone de manifiesto la imperiosa necesidad de garantizar un acceso equitativo a la atención médica, independientemente de las circunstancias o el lugar de residencia. Asimismo, resalta la importancia de la solidaridad internacional en la lucha contra las enfermedades raras y el compromiso por brindar una mejor calidad de vida a quienes más lo necesitan.
