Habla abuela de la joven asesinada en tiroteo

Jeankerly, madre de dos pequeños, no solo era el corazón de su hogar, sino también un motor de esperanza para su familia venezolana que aún intenta asimilar lo ocurrido.

“Es un dolor muy grande. Mi nieta llora, me quitaron un pedazo de mi vida”, expresó entre lágrimas Rita Pirela, abuela de la víctima.

Para sus primas, la noticia fue como una escena sacada de una pesadilla.

“Es terrible. En mi vida había escuchado algo así”, contó Jeimmy Piersante.

Todo apunta a que el atacante, un hombre de unos 70 años, era apenas un conocido de Jeankerly. Según relatan sus allegadas, frecuentaba el restaurante donde ella trabajaba, pero nunca mantuvieron una relación cercana.

“Él iba al local, comía, conversaba un poco con ella… pero no había nada. Solo era un cliente. Al parecer, se obsesionó”, explicó su prima Jelitza Piersante.

Lo que comenzó como simples interacciones, terminó en acoso. La familia asegura que el sujeto la seguía y que había manifestado escenas de celos, a pesar de que entre ellos no existía ningún vínculo sentimental.

La cámara de seguridad captó el momento en que el sospechoso llegó al lugar donde se encontraban las víctimas y comenzó a disparar sin mediar palabra. Fue una emboscada. El atacante huyó de inmediato.

Horas después, los detectives lograron localizarlo en un hotel en la zona de la calle 7 y la 66 Court del noroeste. La confrontación fue inevitable.

“Cuando salió del cuarto y se subió al auto, los oficiales intentaron arrestarlo. Él respondió con disparos, a pesar de que los agentes se habían identificado claramente. En ese intercambio fue abatido”, informó Ángel Rodríguez, portavoz del Departamento del Sheriff de Miami-Dade.

Una testigo del tiroteo relató con angustia los momentos de terror vividos:

“Empezaron a sonar tiros. Agarramos a los niños y corrimos al baño. Nos tiramos al piso”, recordó Eileen Bernal.

Aunque las autoridades aún no han confirmado el motivo oficial del crimen, todo apunta a que se trató de un ataque motivado por una obsesión enfermiza. La víctima no tenía ningún tipo de relación amorosa con el agresor, según su familia. La diferencia de edad —él de unos 70 años, ella con apenas 27— agrava aún más el desconcierto.

“Era como su bisnieta… no tenía sentido”, lamentó otra de las primas de Jeankerly.

La muerte de Jeankerly deja no solo a su familia destruida, sino también a sus hijos sin madre y a una comunidad que pide justicia y protección para las mujeres ante situaciones de acoso no atendidas a tiempo.

Este nuevo episodio de violencia armada en el sur de la Florida reabre el debate sobre la tenencia de armas, la salud mental y la necesidad de reconocer señales de advertencia antes de que se transformen en tragedias irreversibles.

“Mi prima tenía sueños, una vida entera por delante. Solo queremos que esto no vuelva a pasarle a nadie más”, concluye Jeimmy, con la voz rota.