El lugar alguna vez albergó sueños, reencuentros y una vida frente al mar, es el mismo lugar que hoy, a 3 meses del derrumbe, es sinónimo de dolor y pesar para las familias de los fallecidos que insisten con el pedido del memorial.
3 meses y los familiares lloran y recuerdan a sus seres queridos. En una mesa, 98 velas, una por cada víctima fatal, junto a una cruz y el Siddur. Esta vez, el reclamo del memorial fue a pocos pies de distancia del lugar donde ahora solo hay un hueco.
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Mientras, las audiencias en la corte se suceden una tras otra, algunas para determinar cómo se compensará a las víctimas. Un justo reclamo para quienes sobrevivieron y lo perdieron todo, pero también de sensaciones encontradas para estas familias.
Mauren Caufmann, familiar de fallecidos en Surfside, dice: “No sé si para el juez o ciertas personas es un tema de dinero, de liquidar o vender. No son los valores que yo creía que hay en Estados Unidos”.
La organización sin fines de lucro September’s mission se sumó al apoyo y reclamo de los familiares, esperanzados en conseguir su objetivo, al tomar como ejemplo el memorial que se construyó en el 911, en Nueva York.
Esta tarde se recordó el 24 de junio pasado como el horror que se vivió en este mismo lugar cuando el edificio se derrumbaba en medio de la noche, y tanto personas despiertas como dormidas perdían la vida.
Hoy hubo una carga emotiva muy fuerte durante la reunión, pero con la férrea convicción que tienen los familiares de no apartarse del objetivo. Preservar el terreno de Collins 8777 como un lugar sagrado y santo.
