Refugiados ucranianos

Familias españolas ayudan a refugiados ucranianos que huyen de la guerra

Las puertas de este hogar se abrieron, pero para dar más que un techo, dar contención emocional a los refugiados ucranianos.

Telemundo

Ayudar a los refugiados para que pasen este difícil momento que les toca ha sido una misión para la familia Di Sisto-Aguirre quienes tomaron la decisión por lo que veían en la televisión.

Invasión, muerte y angustia fue la trágica combinación que los impulsó para hacer algo, por lo que se anotaron en una web para recibir refugiados y el punto de partida fue el 8 de marzo.

Las puertas de su hogar se abrieron, pero para dar más que un techo, dar contención emocional a los refugiados ucranianos.

“Ese mismo día recibimos a una pareja. Está todavía en casa, y luego de media hora recibimos a 9 personas más. Pensábamos tener 4 y al final tuvimos 11 la primera noche”, alega Martin Di Sisto, quien recibe en su casa a refugiados ucranianos.

Pero dicen que el esfuerzo que hacen tiene sabor a poco. Quisieran darle a los refugiados más comodidad en la casa, conseguirle documentos y hasta un trabajo.

Martin cuenta la historia de Irina Kaminska y Marat, una pareja de un excoronel del ejército soviético, que entre otros países luchó en Afganistán.

“En casa él se siente inútil porque necesita demostrar que nos quiere ayudar. Le conseguimos actividades. Un conocido lo llevó a hacer algunos trabajos de plomería”, precisan.

Irina, quien es periodista, tiene un eterno agradecimiento hacia esta familia que le dio un hogar, y nos dijo algo vinculado a la invasión. "Si esto no se detiene ellos acabarán con nosotros, peor no van a para. Seguirán con Polonia y Europa", advierte Irina Kaminska.

Y así, de un día para otro, estas personas formaron casi una familia. “En ningún momento pensamos en dividir la casa para que estuviesen en un lugar diferente. Es gente como nosotros que ha tenido que cerrar su casa con llave y escaparse de algo que no saben cómo puede continuar. Son parte de casa, de la familia”.

Martín y María Emilia contaron que cocinan y comen todos juntos, conversan en inglés y quienes solo hablan ucraniano se comunican con el traductor de Google. Irina es otra de las 8 personas refugiadas en la casa.

“Es extraño lo que nos pasa, pero aquí nos sentimos muy bien. Estamos muy agradecidos por todo lo que hacen por nosotros Martín y María Emilia y es algo que nunca olvidaremos”, agrega la refugiada ucraniana Irina Kaminska.

Shenia y Katja también escaparon. Sus padres están en Ucrania. Y los momentos emotivos se repiten cada día en esta casa de Barcelona.

“Cuando empezamos a hablar de cómo está la situación, de sus familiares, de su pueblo, de su casa, de sus amigos, vecinos. Yo tengo videollamadas con los padres de una de las chicas que esta aquí y tiene la edad de mi hija mayor, y los padres nos agradecen eternamente a su única hija en casa con nosotros”.

En la mayoría de los casos quieren volver y no desean una vida fuera de Ucrania, pero no saben cuando será posible ni cómo estarán sus cosas, si es que algo aún queda en pie.

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