Lo que debía ser una cita rutinaria de supervisión migratoria en Miramar se convirtió en una pesadilla para Álvaro Medina, un cubano de 38 años que ahora enfrenta una detención que podría cambiar su destino de manera irreversible. Su pareja, Glenny Stack, no oculta la desesperación al saber que Medina fue trasladado al centro de detención de Krome sin explicaciones claras sobre su futuro.
“Yo les pido, por favor, a ver qué se puede hacer, porque realmente él no puede volver a Cuba. Corre un riesgo muy grande, estuvo preso y temo por su vida”, clama Stack, quien asegura que la vida de Medina está en peligro si es deportado.
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Álvaro Medina llegó por primera vez a Estados Unidos en 2019, pero fue deportado a Cuba. Tras sufrir persecución política en la isla, huyó nuevamente y en 2021 logró ingresar al país, donde se le permitió permanecer bajo una orden de libertad condicional (I-220A) mientras tramitaba su solicitud de asilo. Desde entonces, ha trabajado con maquinaria pesada, ha pagado sus impuestos y, lo más importante, ha sido el principal sostén de su hija de cuatro años, ciudadana estadounidense con autismo severo.
Sin embargo, su detención repentina ha sumido a su familia en la incertidumbre. Stack relata la dificultad para obtener información sobre su paradero y situación legal. “No ha cometido ningún delito, está en un proceso de asilo. Me he tratado de comunicar, pero están a capacidad, súper llenos. Habló conmigo dos minutos y me dijo que no lo han procesado, que están desapareciendo a la gente, se van de un lado para otro”, denuncia.
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El caso de Medina es solo un reflejo de lo que ocurre en los centros de detención migratoria. Según su abogada, Yisel Estrada, la sobrecarga de casos ha provocado demoras extremas en los procesos. “Lo verificaron en el sistema, sale un oficial y me dice ‘está aquí, pero están entrando demasiadas personas y no tenemos quien lo procese’”, explica Estrada.
Michelle Marty, otra abogada de inmigración, alerta sobre el escenario crítico en el que se encuentran los detenidos. “El gobierno, en su interés de remover a la mayor cantidad de personas en el menor tiempo, está recogiendo a quien pueda, procesando de la manera más rápida. Lo que vemos son centros llenos de personas, donde nos han informado que ni siquiera tienen materiales básicos para atender a nuestros clientes. No tenían cepillos de dientes, jabones…”, advierte.
Para Medina y su familia, la mayor preocupación es su posible deportación a un tercer país o incluso su envío a la base de Guantánamo, donde el acceso a representación legal es aún más complicado.
“Nuestra preocupación principal es que lo deporten a un tercer país o a Guantánamo, donde si ya es difícil para los abogados llegar a los centros de detención, va a ser aún peor para quienes están detenidos por cuestiones migratorias”, alerta Stack.