En la casa de Yuhlia hay un dolor tan profundo que es difícil poner en palabras. La mamá no puede asimilar la pérdida y su estado anímico le preocupa a la familia. El papá, Andrés, es un hombre de profunda fe.
“Es un vacío muy grande que te queda en el corazón y en el alma”, dice.
El papá de Yuhlia nos contó que el 31 a la noche había conversado mucho con su hija. Que juntos esperaban el 2021 con el deseo de dejar atrás un año que hizo tanto daño.
“Sin embargo mira lo que me trae el 2021 unas horas después de yo haber esperado el año con ella”.
Cuando Andrés veía en otros padres, hechos como el que hoy le toca vivir en carne propia, solo imploraba y hacía un pedido.
“Le pedía a Dios, ponme cualquier tarea, lo que sea, pero nunca me hagas eso. Nunca me hagas enterrar a un hijo”,
Cuenta que Yuhlia quería ser psicóloga que era una muchacha alegre, estudiosa, responsable y que siempre cuidaba de su gente.
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“Era como una madre con sus hijos. Me imagino que aprendió eso de ver como nosotros le enseñamos como hay que ser”.
Con su fe que no se quiebra, una y otra vez le pregunta a dios ¿por qué? Porqué tuvo que pasar esta prueba.
(No hemos hecho nada para merecer esto y me pusiste la prueba)
Dice entender el dolor que tambien deben sentir las familias de los muchachos que estaban en la camioneta, pero le duele el hecho de que hasta ahora nadie se haya acercado a él.
“Yo si lo hubiera hecho, si me hubiera tratado de comunicar y esto ha sido una tragedia. De saber que una niña que se merecía todo lo mejor le hayan quitado la vida en un segundo”.
A partir de su experiencia Andrés tiene el deseo de crear conciencia. Y sería con una fundación de educación vial para padres e hijos, que conozcan los riesgos a los que se exponen, el dolor que pueden provocar o sentir ante un accidente como este, y hacer el intento para que no se repita.
