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Familia de exiliados nicaragüenses llevan dos meses viviendo en las calles de Miami

Familia nicaragüense tiene dos meses de estar viviendo en la calle, aseguran estar desesperados, en busca de un techo y trabajo en exclusiva su testimonio.

Telemundo

Familia nicaragüense tiene dos meses de estar viviendo en la calle, aseguran estar desesperados, en busca de un techo y trabajo en exclusiva su testimonio.

Adilia Del Rosario dice que “ha sido duro de verdad, ha sido una experiencia terrible”.

Esta familia nicaragüense asegura estar pasando por momentos inimaginables

Richard Chamorro explica que desde que llegaron están “durmiendo en el goverment Center en la calle”.

“Ya no queremos estar así es duro, hay día que nos bañamos, hay días que no, estamos aquí y nos salió un loco que era dueño del parque y no quisimos volver, siempre estamos los tres”, dice Adilia.

“Tengo dos hermanos presos por ser opositores, llegó la policía atacaron la casa de mi mamá”, dice Chamarro..

Llevan dos meses deambulando por el dowtown de Miami en busca de albergues, trabajo y un plato de comida en medio de las cambiantes condiciones del tiempo.

“Es muy difícil hay gente que nos dejan comida. El frío, el sol, la lluvia ha estado lloviendo, es muy triste y difícil. Ayer hizo mucho frío igual, con cartonés nos hemos cobijado, dice Adilia.

"He tratado de gritar porque no quiero estar así no quiero que mi familia esté así", asegura Chamorro. Mientras Adilia agrega: "que nos puedan ayudar donde estar, un trabajo ya uno con trabajo, ya uno trabajando puede rentar algo”.

En medio de los oscuros días que han vivido, también dicen han conocido el amor y la misericordia de muchas personas, como Martín Navarro, un desamparado que los apoya.

“Aunque yo siga en la calle, que puedan salir de la calle, porque son muy humilde y buenos”, dice Navarro.

“Él nos trae comida, gaseosas algo nos trae cada vez que viene”, dice Adilia.

Katrina Croveto, la adolescente que vive en la calle con sus padres dice: “un tanto triste, no le puedo decir terrible, pero si triste, porque nunca estuve en la calle, siempre tuve un techo y dormí en una cama”.

Aunque las horas pasen lentas, la fe y la esperanza de un mejor mañana son el plato fuerte para esta humilde familia.

“Mucha fe hemos tenido, todos los días oramos y le damos gracias por lo bueno y lo malo que hemos pasado”, dicen.

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