Edner Etienne se convirtió esta semana en el tercer acusado en declararse culpable de formar parte del supuesto complot organizado para acosar, intimidar y, presuntamente, intentar asesinar a Tatiana Pino, exesposa del empresario de la construcción Sergio Pino, durante su proceso de divorcio.
La audiencia tuvo lugar en la corte federal de Miami, donde Etienne admitió su participación en actos de acecho y extorsión, incluyendo un incidente en el que incendió vehículos pertenecientes a la hermana de la víctima, en un intento por enviar un mensaje de intimidación.
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El caso, que parece sacado de una novela de crimen y poder, ha capturado la atención pública no solo por la gravedad de las acusaciones, sino también por el perfil de los involucrados y el trasfondo económico que rodea la disputa.
Con la declaración de Etienne, ya son tres los implicados que han reconocido su culpa ante el tribunal. Los primeros en hacerlo fueron Avery Bivins, de 37 años, y Michael Dulfo, de 43. Ambos fueron arrestados en conexión con acciones diseñadas para generar temor y caos en la vida de Tatiana Pino, quien a lo largo del proceso legal ha denunciado amenazas y episodios de hostigamiento sistemático.
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Bivins, acusado de conspiración para asesinar, se encuentra cooperando con el FBI, según su abogado, Humberto Domínguez, quien señaló que su cliente está "profundamente arrepentido y desea dejar todo atrás".
Por su parte, Dulfo admitió haber embestido intencionalmente el automóvil de Tatiana cuando ella regresaba a su residencia en Pinecrest, justo después de una audiencia judicial. “La intención nunca fue matar, sino intimidar y provocar frustración”, argumentó su defensor, el abogado Paul Donnelly.
Según documentos judiciales, el supuesto motivo detrás del presunto complot sería el rechazo de Tatiana Pino a una oferta de $20 millones de dólares presentada por su entonces esposo como condición para poner fin al divorcio. La pareja llevaba 32 años casada, y el patrimonio familiar se estima en más de $165 millones, una cifra que habría convertido la separación en una batalla legal de alto perfil y profundas consecuencias económicas.
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El caso dio un vuelco dramático en julio de 2024, cuando Sergio Pino, de 67 años, se disparó en la cabeza al momento en que agentes del FBI y el equipo SWAT irrumpieron en su residencia para ejecutar una orden de arresto. Aunque sobrevivió al intento de suicidio, su estado de salud no ha sido revelado en detalle, y permanece alejado del ojo público mientras el proceso penal contra sus supuestos cómplices sigue su curso.
Con tres de los nueve implicados ya declarados culpables, otros seis acusados enfrentarán juicio a menos que opten por seguir el mismo camino. El proceso promete seguir revelando detalles inquietantes sobre la presunta red de intimidación, la lucha por el poder económico tras el divorcio y el trasfondo de violencia que contrasta de forma brutal con el perfil público de una de las figuras más reconocidas del sector inmobiliario de Miami.
El caso Pino, más que un escándalo judicial, se ha convertido en un espejo incómodo de lo que ocurre cuando el dinero, el orgullo y el control se cruzan con la vida íntima y las emociones humanas.
