La voz inconfundible de Eliecer Márquez Duany, mejor conocido como El Funky, no solo dejó huella en los escenarios internacionales tras entonar el icónico tema “Patria y Vida”, sino también en las calles de Cuba, donde su letra se convirtió en un grito colectivo por la libertad. Hoy, el rapero cubano se enfrenta a una batalla muy diferente: evitar ser deportado de Estados Unidos.
Hace pocos días el propio artista publicó en sus redes sociales un mensaje alarmante: tiene apenas un mes para resolver su situación migratoria o podría ser expulsado del país.
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Sin embargo, tras una reciente reunión con un nuevo abogado, El Funky asegura que ve la luz al final del túnel.
“Me siento más esperanzado. Hay caminos que todavía se pueden tomar”, dijo en entrevista exclusiva poco después del encuentro legal.
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El Funky llegó a Estados Unidos en octubre de 2021. Su salida de Cuba no fue casual, sino consecuencia directa de su activismo político. Su participación en “Patria y Vida” —canción que se convirtió en la banda sonora del estallido social del 11 de julio en Cuba— lo colocó en el radar del régimen, y su vida cambió radicalmente.
Aquella canción, que interpretó junto a Yotuel, Gente de Zona, Descemer Bueno, Maykel Osorbo y Luis Manuel Otero Alcántara, no solo ganó dos Latin Grammy sino que también se volvió símbolo internacional de la disidencia cubana.
Tras su llegada a suelo estadounidense, El Funky fue reconocido en Washington por su rol en la lucha por los derechos humanos en la isla. Junto a Yotuel y Beatriz Luengo, recibió homenajes en el Congreso de los Estados Unidos. Su presencia en actos comunitarios, paneles y entrevistas sirvió para amplificar su mensaje de libertad.
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A pesar de todo ese reconocimiento, el artista recibió recientemente una notificación que lo dejó sin aliento: debe salir del país en 30 días o enfrentará la deportación.
Pero ahora, su defensa legal se reorganiza. Su nuevo abogado evalúa acogerse a la Ley de Ajuste Cubano, una vía disponible para los ciudadanos cubanos que ingresaron legalmente a Estados Unidos y han permanecido en el país durante al menos un año.
El Funky cumple con ese requisito. Llegó con entrada autorizada y ha residido en el país desde entonces. Esta opción podría otorgarle la tan anhelada residencia permanente.
“La lucha no ha terminado. Si vine a este país fue para seguir alzando la voz, no para rendirme,” afirma con firmeza.
Las reacciones no se hicieron esperar. Activistas, artistas, influencers cubanos en el exilio y organizaciones pro derechos humanos han comenzado a pronunciarse públicamente en su favor, instando a las autoridades migratorias y congresistas a considerar su caso con sensibilidad.
Desde plataformas como Cultura y Fe hasta figuras como Otaola y la diáspora cubana en Miami, muchos coinciden: deportar a El Funky sería enviar un mensaje equivocado sobre el valor del activismo y la defensa de la libertad.
Mientras tanto, él sigue trabajando en su música y en su misión de visibilizar lo que ocurre en su tierra natal. "Patria y Vida" no fue solo una canción, fue una declaración de principios. Y El Funky, más que un artista, es un símbolo de esa lucha.
