Iglesia Católica

El Papa que conoció Cuba: León XIV y su vínculo con la isla

Aquel viaje llevó al entonces padre Prevost a lugares poco frecuentes en los itinerarios eclesiales internacionales: Chambas, Ciego de Ávila, Holguín, La Habana

Telemundo

La Plaza de San Pedro volvió a llenarse de júbilo cuando la tradicional fumata blanca anunció al mundo: Habemus Papam. Con el nombre de León XIV, el cardenal estadounidense Robert Prevost fue elegido como nuevo pontífice de la Iglesia Católica, en una decisión que sorprendió a muchos, pero que para otros evoca recuerdos muy cercanos. Entre ellos, un sacerdote cubano que, al verlo aparecer en la logia del Vaticano, sintió que no era un rostro ajeno.

“Cuando salió al balcón, me pareció que lo conocía. No lo podía creer”, afirma el padre Ángel Andrés González, vicerector de la Ermita de la Caridad en Miami. La memoria lo llevó de inmediato a un viaje pastoral del ahora Papa León XIV a Cuba en el año 2008, cuando, aún como Prior General de la Orden de San Agustín, recorrió varios puntos de la isla con la intención de establecer comunidades religiosas en un país donde la libertad de culto ha estado históricamente vigilada.

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Una visita silenciosa pero significativa

Aquel viaje llevó al entonces padre Prevost a lugares poco frecuentes en los itinerarios eclesiales internacionales: Chambas, Ciego de Ávila, Holguín, La Habana. “Estuvo en la diócesis, conversó con monseñor Emilio Aranguren. Tenía un interés auténtico en conocer el terreno espiritual y humano del país”, recuerda González.

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Una fotografía desenterrada de aquel viaje muestra a Prevost reunido con sacerdotes cubanos, entre ellos el padre Villarreal y el padre Keller. Son imágenes que hoy adquieren un valor testimonial especial, no solo por su carga emocional sino también por su contenido histórico: en ellas se revela el interés del nuevo Papa por una nación marcada por el silencio religioso y el deseo de libertad.

Un gesto con la disidencia

Pero quizá el detalle más inesperado —y que ahora resurge con fuerza— fue el encuentro que tuvo en La Habana con Harold Cepero, joven opositor al régimen cubano y estrecho colaborador del activista Oswaldo Payá. Ambos murieron en circunstancias nunca esclarecidas del todo. La imagen de Prevost junto a Cepero fue verificada por la página digital Cultura y Fe, que desde hace años rastrea y documenta la historia de la Iglesia Católica dentro y fuera de la isla.

“En él veo la fuerza discursiva de Juan Pablo II, la profundidad teológica de Benedicto XVI y la cercanía del Papa Francisco”, afirma Milkós D. Sosa, creador de la plataforma. Para muchos cubanos, el nuevo pontífice representa una esperanza: la de una Iglesia más comprometida con la causa de los pueblos oprimidos y más presente en los rincones donde la fe ha sido puesta a prueba por décadas.

El nombramiento de León XIV no pasó desapercibido en la isla. El propio régimen, en un gesto diplomático con el Vaticano, envió un mensaje formal de felicitación. Raúl Castro expresó en una nota televisada su confianza en que “el pontificado del nuevo Papa contribuirá a la paz y el diálogo

Reacciones en Cuba y en el exilio

Sin embargo, desde el exilio, las expectativas apuntan a algo más profundo. “No solo intentará hacer florecer la Iglesia en Cuba, sino también trabajará porque el pueblo pueda alcanzar una auténtica libertad”, sostiene el padre Ángel Andrés con convicción.

En las calles del exilio cubano en Miami, en las parroquias y en las casas donde aún se reza por una Cuba libre, ya se escucha el eco de una frase pronunciada por León XIV en su primer saludo como Papa: No se desanimen en la misión. Hay esperanza.”

Una esperanza que, para los cubanos, ya tiene rostro y también memoria.

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