Con la silla del Distrito 4 de la Comisión de Miami vacante tras el fallecimiento del veterano comisionado Manolo Reyes, la contienda por el escaño ha desatado una carrera política marcada por la memoria, la experiencia técnica y el deseo de renovación.
Dos aspirantes se disputan el puesto en una elección especial programada para el 3 de junio, y aunque ambos tienen trayectorias vinculadas al servicio público, sus caminos hacia la candidatura no podrían ser más distintos.
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José Francisco Regalado tiene un apellido con peso en la política miamense. Es hijo del exalcalde Tomás Regalado y hermano menor de la comisionada del condado, Raquel Regalado. Pero no quiere que su legado familiar sea la única carta sobre la mesa.
“Yo quiero que voten por mí porque soy un servidor público por muchos años”, afirma el candidato, de 40 años. “He vivido en mi distrito toda la vida”.
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Su vínculo con el fallecido Manolo Reyes va más allá de lo profesional. José fue su asesor político, pero lo recuerda con afecto personal. “Manolo fue como un segundo padre para mí”, confiesa, visiblemente conmovido.
Ese vínculo ha sido clave. Fue precisamente la viuda de Reyes, Chacha Reyes, quien le pidió que diera el paso hacia la candidatura. En un anuncio de radio, ella expresa sin titubeos: “Pensando en ustedes, hemos decidido que esa persona es José Francisco Regalado”.
Ahora, con poco tiempo para hacerse un nombre propio, Regalado trabaja a contrarreloj para mostrarse como un líder con experiencia directa en las dinámicas del distrito y comprometido con la continuidad de la visión de Reyes.
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En la otra acera está Ralph Rosado, un profesional de la administración pública con más de una década de experiencia en la gestión municipal. A diferencia de su rival, Rosado no tiene un apellido conocido ni respaldo familiar con historia política. Y lo utiliza a su favor.
“La gente está cansada de las dinastías políticas”, asegura. “Quieren poder escoger las personas que los van a servir”.
Rosado trabajó junto al comisionado Reyes en varios proyectos, aunque sin llegar a formar parte de su círculo íntimo. Aun así, promete continuar muchas de las iniciativas que quedaron inconclusas. “Sé que no soy parte de la familia Reyes ni de la familia Regalado”, admite. “Pero tengo la preparación para hacer el trabajo”.
Su hoja de vida es técnica y robusta: fue administrador de North Bay Village durante casi seis años, donde dirigió un presupuesto de 80 millones de dólares. Su mensaje se centra en la gestión eficiente, la experiencia técnica y la independencia.
La elección especial del 3 de junio se acerca rápidamente, y con ella una campaña breve, pero intensa. Las boletas por correo comenzarán a enviarse en los próximos días, lo que obliga a los candidatos a actuar con rapidez.
Ambos aspirantes coinciden en algo: el legado de Manolo Reyes es insoslayable. La diferencia está en cómo lo honrarán. Mientras Regalado promete continuidad emocional y política, Rosado apuesta por una visión renovadora, guiada por la técnica más que por la tradición.
