Arrestado por conducir con licencia vencida terminó desencadenando un proceso legal y migratorio con consecuencias aún inciertas para un joven estudiante internacional de la Universidad de Florida (UF). El caso de Felipe Zapata Velásquez, un colombiano con visa F-1, ha puesto en el centro del debate los protocolos policiales, la fragilidad de los derechos de los estudiantes internacionales y la opacidad en los procesos migratorios dentro de Estados Unidos.
Todo comenzó la noche del 28 de marzo, cuando oficiales de policía en Gainesville detuvieron a Felipe por conducir un vehículo con una licencia suspendida, una placa no autorizada y una calcomanía vencida. Las cámaras corporales registraron el momento en que fue interrogado. Felipe explicó que su licencia estaba en proceso de renovación, pero ya tenía antecedentes por conducir sin un permiso válido.
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“Voy a tener que llevarte a la cárcel, lo siento, hermano”, le dice con visible incomodidad uno de los oficiales en el video.
Más allá del procedimiento legal, otro oficial comenta en voz baja que arrestar a alguien con visa estudiantil es “difícil”, dejando entrever la complejidad humana y diplomática del caso.
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Según reportes del congresista Maxwell Frost, tras ser arrestado, Felipe fue detenido por agentes de inmigración y trasladado al centro de detención Krome, en el sur de Florida. Hasta el momento, la agencia federal ICE no ha confirmado oficialmente que Felipe estuvo bajo su custodia.
Mientras tanto, su familia enfrentaba el drama del silencio. La madre de Felipe, Claudia Velásquez, dijo en declaraciones a la prensa que durante días no supieron nada de su hijo.
“Nunca pensamos vivir una historia como esta. Ha sido muy difícil no tener información”, dijo visiblemente afectada a medios colombianos.
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También denunció que Felipe habría sido presionado para firmar documentos que facilitaron su salida del país, en un momento en que aún estaba tramitando la renovación de su visa F-1.
Este martes, en un comunicado oficial, la familia confirmó que Felipe ya se encuentra en Colombia, pero que su situación migratoria y académica está en pausa. Se encuentra en proceso de recuperación tanto física como emocional, y por ahora no dará declaraciones públicas adicionales por recomendación de su equipo legal.
El episodio ha tenido eco en el campus de la Universidad de Florida, donde grupos como los Jóvenes Socialistas Democráticos de América (YDSA) han convocado una protesta estudiantil en rechazo a las políticas migratorias que, según denuncian, criminalizan a jóvenes inmigrantes por errores administrativos menores.
“Felipe es uno de nosotros. Es un estudiante, un compañero, no un criminal. No podemos normalizar que una infracción de tránsito termine en deportación”, escribió el grupo en un comunicado en redes sociales.
Mientras las autoridades migratorias guardan silencio, y la familia opta por el resguardo legal, lo que sí queda claro es que el caso de Felipe ha expuesto las grietas del sistema migratorio estadounidense, especialmente en lo que respecta a los estudiantes internacionales.
En un país donde más de un millón de jóvenes extranjeros estudian con visa F-1, este caso plantea preguntas difíciles: ¿Qué protecciones reales tienen? ¿Dónde termina una infracción menor y comienza un proceso de deportación? ¿Y qué ocurre cuando el sistema no da espacio para el error ni la humanidad?