Lorenzo Lorenzo enfrenta hoy un proceso de deportación, pero todo comenzó en 1994, tres años después de haber llegado de Pinar del Río, Cuba. Cuidaba ancianos discapacitados y supuestamente la agencia que le contrataba utilizó su identidad en un esquema de fraude contra el Medicaid.
"Jamás me eché un peso en el bolsillo", dice. Y creyó que eso era suficiente, y además le urgía ir a Cuba a ver a su madre enferma. Por eso entró en arreglos con la fiscalía del condado Miami Dade.
“Le die a los abogados que, si me autorizaban a ir a Cuba, le diría que sí a todas las preguntas”, dice.
Pagó los gastos de la corte, cumplió un año de probatoria y se fue a Cuba en 2001. Fue y regresó otras 4 veces. En 2017, en el aeropuerto, “Me pidieron el pasaporte y la residencia y me dijeron que me iban a deportar¨.
“Si eres residente y llegas a un arreglo o has terminado la sentencia de un crimen estás en una lista de `potencial deportación”, dice su abogado.
El abogado asegura, que esto aplica para casi todos los casos de residentes sancionados o en procesos judiciales. En el caso de Lorenzo, hubo al menos dos irregularidades.
“El juez nunca le explicó que, si no es ciudadano americano, tenía riesgo de deportación. Además, Lorenzo le preguntó si podía ir a Cuba y él dijo ¨si¨
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Ahora el abogado Suárez intenta buscar en corte que los cargos contra Lorenzo sean eliminados y así eliminar su condición de deportable. El último recurso sería gestionar un perdón migratorio, algo más complejo.
